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Reportaje:

La UPV se doctora

La universidad pública culmina su 25º aniversario homenajeando a sus miembros más veteranos

Una celebración austera y comedida, características que de forma voluntaria o inconsciente acompañan a la Universidad del País Vasco (UPV), cerró ayer en el Palacio Euskalduna de Bilbao la conmemoración del 25 aniversario de la institución. Lejos de grandes nombres o montajes espectaculares, el protagonismo de la velada correspondió a las personas -profesores y personal de administración y servicios (PAS)- que estuvieron en los momentos fundacionales de hace un cuarto de siglo y han dedicado la mayor parte de su vida profesional a lograr que la universidad pública sea una realidad patente en la sociedad vasca. Aunque, quizá, no tanto como ellos hubieran deseado.

Seiscientas de las 1.200 personas que acumulan 25 años -o más, si se cuenta su labor en la breve Universidad Autónoma de Bilbao- de dedicación laboral y personal a la institución acudieron al homenaje que, en nombre de la UPV, les rindió su actual rector, Juan Ignacio Pérez. En representación de todos ellos, el profesor de Topografía Alberto Ansola y la administradora de la Facultad de Sarriko, Ana María Peña, expresaron su agradecimiento y su identificación con un proyecto iniciado 25 años atrás y que tiene más futuro que pasado.

Así lo resalta la directora de los Servicios Generales de Investigación de la UPV, Maribel Arriortua, que recuerda con una sonrisa los cambios vividos en este cuarto de siglo. "No tiene nada que ver la riqueza de medios de ahora con la poca cosa que teníamos cuando empezamos, que casi no teníamos ni laboratorios", rememora. En similares términos se expresan los también profesores Javier Elorza y Juan Carlos Iturrindabeitia. "Durante los primeros años nos daban 5.000 pesetas para investigar, y ahora podemos optar a ayudas de varios millones. Hemos evolucionado, desde luego, pero también se echa en falta la camaradería del principio. Ahora todo es más impersonal", comentan.

Un gran número de asistentes se pudo ver reflejado además en el libro que los historiadores -por supuesto, de la casa- Santiago de Pablo y Coro Rubio han elaborado sobre las dos décadas y media de vida de la institución. Con el título Eman ta zabal zazu. Historia de la UPV/EHU 1980-2005, De Pablo y Rubio ofrecen una exhaustiva visión de las transformaciones y vivencias de una universidad tan poco convencional como la vasca. Una institución caracterizada por su distribución en tres campus provinciales; por la compleja situación política en que nació; por el fenómeno del terrorismo, que ha marcado también su desarrollo, y por la denodada reclamación, aún no resuelta, de que se solucione definitivamente su histórica penuria económica. El precario estado físico del campus de Leioa, que alberga la mayor parte de los centros, constituye el principal ejemplo de esa situación.

De Pablo, que comenzó la carrera de Historia el mismo curso en que se constituía la UPV, y Coro Rubio reconocen que el libro no ha sido un trabajo sencillo. "Estudiamos un proceso aún abierto, del que nosotros también formamos parte. Pero lo hemos hecho sin ceder a la tentación de escribir una historia amable. También recogemos los problemas y las tensiones, que también han jugado un papel relevante", comentan.

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