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Un duro camino hacia Europa

Guillermo Altares

Los Gobiernos y los ciudadanos de los Balcanes, sobre todo de los países que formaron parte de la antigua Yugoslavia, consideran que la única garantía de estabilidad está en su futura entrada en la Unión Europea. Sobre este largo y complejo proceso de adhesión, la ministra de Asuntos Exteriores de Austria, Ursula Plassnik, dijo esta semana al diario Financial Times: "Para mí, es el proyecto europeo de pacificación de mi generación... Es sobre la estabilidad y la seguridad en Europa".

Eslovenia, el país menos balcánico de los que formaron Yugoslavia entre el final de la I Guerra Mundial y los años noventa, entró en la UE en mayo de 2004, con unos excelentes indicadores económicos que le han situado muy cerca de entrar en la zona euro. Rumania y Bulgaria perdieron el tren de aquella ampliación, durante la que accedieron otros diez países, por sus enormes problemas estructurales políticos y económicos; pero se puede decir que ya están dentro -la Constitución Europea, ahora congelada, se pensó para 27 países, dando por hecho el ingreso de estos dos Estados-. Su adhesión a la UE está prevista para el año próximo o, en el peor de los casos, si no han llevado a cabo las reformas necesarias, en 2008.

Sin embargo, los otros países de los Balcanes se encuentran mucho más lejos, aunque con todos ellos hay diferentes procesos abiertos. Tras la detención, en las islas Canarias, del general Gotovina, Croacia comenzó las negociaciones de acceso, que habían sido congeladas. Macedonia ha recibido el estatuto de país candidato, mientras que Albania, que todavía sigue padeciendo enormes problemas económicos, firmará un acuerdo de asociación la próxima primavera.

Tal y como están las cosas, con Mladic todavía en libertad, Serbia y Montenegro es el país que está más lejos. Si Montenegro abandona la federación en abril, tras el referéndum de independencia, Belgrado se quedará solo en la cola.

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Sobre la firma

Guillermo Altares
Es redactor jefe de Cultura en EL PAÍS. Ha pasado por las secciones de Internacional, Reportajes e Ideas, viajado como enviado especial a numerosos países –entre ellos Afganistán, Irak y Líbano– y formado parte del equipo de editorialistas. Es autor de ‘Una lección olvidada’, que recibió el premio al mejor ensayo de las librerías de Madrid.

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