Asesinados tres periodistas de la televisión Al Arabiya
Tres periodistas fueron asesinados ayer en Irak. Se trata de un equipo local de la cadena de televisión por satélite Al Arabiya, de Dubai. Con ellos son ya más de 70 los informadores iraquíes y extranjeros muertos en Irak desde la invasión del país por las tropas estadounidenses en marzo de 2003, según datos de varias organizaciones de defensa de la libertad de expresión que no incluyen a traductores, chóferes y otros colaboradores.
Los cuerpos de la reportera Atwar Bahjat, el camarógrafo Jaled Mohsén y el técnico de sonido Adnán Jairalá fueron encontrados ayer a una quincena de kilómetros de Samarra, adonde se habían trasladado el día anterior para informar del atentado contra la Mezquita Dorada.
De acuerdo con el relato policial, un grupo de hombres armados secuestró a los tres reporteros el mismo miércoles antes de que llegaran a Samarra. Un cuarto periodista, otro cámara de la misma cadena, pudo haber escapado.
Nacida en Samarra
Bahjat, de 30 años, se había convertido en una de las periodistas estrella de Al Arabiya, que como otros medios hace tiempo que recurre a personal iraquí ante el peligro de secuestro para su personal extranjero. Pero este incidente ha vuelto a recordar que tampoco los periodistas locales están a salvo. La reportera, inconfundible por su reinterpretación del pañuelo islámico, era hija de padre suní y madre chií, y natural de Samarra, algo que en principio se esperaba que la protegiera.
La Federación Internacional de Periodistas (FIP) advirtió ayer de que el giro que se está produciendo en Irak hacia una guerra civil es una "catástrofe para el periodismo", informa Efe desde Bruselas. Esa organización opina que ante la creciente violencia, los reporteros no pueden ejercer su trabajo. "Es imposible una cobertura informativa independiente cuando los periodistas son asesinados", aseguró en un comunicado en el que recuerda que los corresponsales extranjeros se mantienen refugiados en los hoteles, mientras los reporteros locales intentan ofrecer algo de información.
Por otra parte, la periodista estadounidense Jill Carroll, secuestrada el pasado 7 de enero, continúa en manos de sus captores. La colaboradora del diario The Christian Science Monitor, de 28 años, apareció en un vídeo difundido hace dos semanas en el que aseguraba encontrarse bien y pedía que se cumpliera lo que habían reclamado sus captores "tan pronto como sea posible".
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