La Guardia Urbana admite que siete agentes usaban una clave para evitar que sus coches privados fueron multados
La Guardia Urbana de Barcelona reconoció ayer que siete agentes del distrito de Ciutat Vella
trataron de evitar multas de tráfico en sus vehículos privados de forma irregular. Según explicó un portavoz del cuerpo, cuando los agentes bajo sospecha aparcaban en un lugar prohibido, dejaban en el interior de su coche un documento en el que se apreciaba el logotipo de la Guardia Urbana y el del Ayuntamiento de Barcelona. La clave que servía para evitar la sanción solía ser, según el portavoz, "la hoja de actividades, un impreso en el que los agentes anotan todo lo que hacen durante el día".
Con esta sutil indicación, daban a entender a sus compañeros -entre otros, los vigilantes del área verde- que no debían multarles. Y lo más grave es que algunos agentes entraban en el juego y decidían hacer la vista gorda ante la infracción, según los mandos policiales, mientras que, por el contrario, penalizaban al ciudadano anónimo que incumplía las normas de aparcamiento.
"Se trata de casos aislados y muy minoritarios que se han registrado en un lugar determinado", se apresuró a puntualizar ayer la Guardia Urbana, que en Ciutat Vella tiene unos 250 agentes, y en toda Barcelona, más de 2.500. Según el mismo portavoz, se ha abierto una investigación interna para confirmar que se han producido estos siete casos. Al mismo tiempo, dijo, se han dado "instrucciones de carácter general" para evitar que estos abusos de autoridad se repitan en otras zonas de la ciudad.
Según el portavoz policial, los agentes justificaron su comportamiento alegando que encontrar aparcamiento en La Rambla a la altura de la plaza Sant Jaume y a las seis de la mañana resulta "muy difícil". Y añadieron que su intención era "resituar" sus vehículos una vez que el tráfico se despejaba.
"Por supuesto, esta explicación no justifica nada, porque los agentes actuaron mal", recalcó el portavoz. Pero ¿hasta qué punto actuaron de forma incorrecta? La Guardia Urbana no quiso pronunciarse ayer sobre la gravedad de lo ocurrido, aunque el mismo portavoz consideró que "tiene más culpa" quien evita poner la multa por saber que el coche es de un compañero que quien deja a la vista de todos su hoja de actividades. "Creo que lo solucionaremos más desde un punto de vista interno que aplicando nuestro código disciplinario, porque no podemos saber si hubo intencionalidad", remachó el portavoz.
El alcalde de Barcelona, Joan Clos, advirtió por la mañana que será "contundente" si se demuestra que algunos agentes no se multan entre ellos cuando aparcan mal. A juicio de Clos, el castigo pasaría por la aplicación de "sanciones" y por "la apertura de un expediente disciplinario".
Los grupos de la oposición en el consistorio, CiU y el PP, aprovecharon para arremeter contra el gobierno tripartito municipal. El concejal convergente Joaquim Forn consideró los hechos "muy graves" y exigió que se aclaren las presuntas ilegalidades.
Por su parte, Alberto Fernández Díaz, del PP, pidió "transparencia" al Ayuntamiento para aclarar el caso.
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