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EE UU advierte que retirará su apoyo a un Gobierno iraquí que no sea de unidad

Washington quiere impedir que las milicias chiíes tengan el control del Ejército y la policía

Al menos 20 personas, incluido un marine, murieron en diversos ataques de la insurgencia en Irak, mientras que el embajador de EE UU, Zalmay Jalilzad, reiteró ayer su advertencia contra la formación de un Ejecutivo sobre políticas sectarias y en milicias armadas. La negociación para la formación de ese Gobierno de unidad nacional entraron en un callejón sin salida este fin de semana. El gobernador chií de Kerbala, Akeel al Jazali, expulsó a las tropas estadounidenses de los edificios públicos y suspendió todo contacto con ellas por "comportamiento irresponsable".

La mayoría de los fallecidos se debieron a dos acciones suicidas. A primera hora de la mañana, un hombre hizo explotar la carga que llevaba consigo en un restaurante cercano a una comisaría en Mosul. Al menos seis personas perdieron la vida. A mediodía, otro hombre se hizo estallar dentro de un autobús en Bagdad. Doce personas murieron y 15 resultaron heridas. Un marine norteamericano falleció cerca de Kerbala, ciudad santa del chiísmo en el sur; un pistolero mató en Baquba, al norte de la capital, al empleado del hospital y un coche bomba explotó junto a una obra causando 20 heridos en Bagdad. El número de muertos en dos días es de 37.

Esta violencia y los frecuentes asesinatos y ajustes de cuentas entre milicias chiíes y suníes preocupa a EE UU. Su embajador en Bagdad, Zalmay Jalilzad, advirtió ayer con una retirada del apoyo de Washington a un Gobierno partidista: "Los ministros de Interior, Defensa e Inteligencia Nacional tienen que ser personas no sectarias, aceptadas por la mayoría, sin vinculación a las milicias y con capacidad para trabajar para todos los iraquíes. (...) EE UU está invirtiendo millones de dólares en las fuerzas militares y policiales, y no vamos a entregar dinero del contribuyente si están en manos de las milicias".

A EE UU le preocupa la incapacidad demostrada hasta ahora por los partidos para formar un Gobierno de unidad nacional (el sábado se debe constituir el Parlamento mientras se amplía la brecha entre kurdos, laicos y chiíes religiosos) y teme que esta degeneración política termine en un conflicto armado, con varios señores de la guerra disputándose el territorio, como en el peor Afganistán. Washington acusa a Irán de fomentar estas divisiones y de entregar armas a las milicias chiíes.

A finales de enero, el Ejército norteamericano detuvo a 22 policías de paisano acusados de formar parte de un escuadrón de la muerte. La ministra de Derechos Humanos de Irak, Narmin Uthman, fue contundente al señalar a los culpables: "Hay mucha gente dentro del Ministerio del Interior vinculada a esas muertes, o que da sus uniformes a colegas o a criminales". En 2005, tropas de EE UU descubrieron una cárcel secreta dependiente de ese Ministerio con decenas de presos suníes dados por desaparecidos.

Si la semana pasada el Ayuntamiento de Basora decidió cortar sus relaciones con los británicos, tras la difusión del vídeo de las palizas, ayer fue el gobernador de Kerbala,Al Jazali, quien rompió los contactos con EE UU. Les acusa de no respetar a los agentes de seguridad de la provincia, la mayoría miembros de la milicia Badr, la más importante de los chiíes.

Policías iraquíes observan un coche en llamas tras la explosión de una bomba en Bagdad.
Policías iraquíes observan un coche en llamas tras la explosión de una bomba en Bagdad.ASSOCIATED PRESS

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