500 vecinos protestan en la M-30 contra las obras de Gallardón
Iglesias y Sabanés, ediles de la oposición, entre los congregados
Música y discursos contra la contaminación y la tala de árboles. La Plataforma M-30 No + Coches congregó ayer a medio millar de vecinos para denunciar que las obras "faraónicas" del alcalde de Madrid, Alberto Ruiz-Gallardón, crean una ciudad "llena de ruidos y contaminación". Representantes del PSOE e IU, la escritora Almudena Grandes y el cómico Leo Bassi también acudieron a la concentración.
"Si no podemos acabar con esta locura, por lo menos que se sepa que no estamos de acuerdo". El escaso optimismo de Almudena Grandes sobre los resultados de la manifestación no hacía que relajara su vehemencia: "Es increíble que en una ciudad con tantas carencias se hagan unas obras innecesarias y con un impacto y un coste desmesurados". La escritora, que leyó el manifiesto con el que se cerró el acto, recomendaba a Gallardón que intente pasar a la historia por solucionar los "problemas reales de los ciudadanos", y no por proyectos "faraónicos".
Faraónico fue una de las palabras que más se oyeron durante el mediodía de ayer en el puente de Toledo. Precisamente de faraón iba disfrazado un ecologista que presentaba a los distintos oradores que lanzaban sus dardos contra el alcalde. Varios representantes de asociaciones de vecinos cuyos barrios se ven afectados por las obras de la M-30 tildaron al alcalde de mentiroso, arboricida y "líder del caos, la improvisación y el despilfarro".
Óscar Iglesias, portavoz adjunto del PSOE en el Ayuntamiento, cifraba en 45.315 los árboles talados como consecuencia de las obras y urgía al Consistorio a realizar un estudio sobre la contaminación, "que ya ha provocado un aumento de las afecciones pulmonares de los vecinos". La portavoz municipal de IU, Inés Sabanés, aseguraba que Gallardón defiende el interés de las grandes empresas, pero no el de los madrileños. "Estas obras nos van a costar más de 5.000 millones de euros", afirmó.
El cómico italiano Leo Bassi irrumpió en el escenario en representación del "gremio de los bufones, al servicio de la calle y jodiendo al poder". Minutos más tarde, arrojó sus calcetines a los manifestantes y comenzó a hacer juegos malabares con los pies. Una vez leído el manifiesto, algunos congregados se quedaban bailando al ritmo de un grupo de percusión brasileño, con el paisaje de las grúas como fondo.
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