'Flying from Foronda'
Un total de 189 pasajeros inauguran el primer vuelo directo de bajo coste entre Vitoria y Londres
Cinco minutos antes de las cuatro de la tarde de ayer, 189 pasajeros, la mayoría alaveses, inauguraban la primera línea aérea estable que enlaza Vitoria y Londres. Dos camiones de bomberos formaron con sus mangueras un arco bajo el que pasó el primer avión de la compañía Ryanair que aterrizó en la capital alavesa. El diputado de Promoción Económica, Carlos Samaniego, impulsor del acuerdo con la compañía de bajo coste, se mostraba satisfecho de la respuesta de los ciudadanos. "Esto está pensado para ellos y ellos son los protagonistas hoy", declaró. Para Rafael Igartua y María Pilar Vicente, el vuelo tenía una especial significación ya que iban a ver a su hija, que estudia en Londres: "Nos ha venido divino. Es fantástico poder volar desde Vitoria", señalaron.
"Es estupendo viajar desde Vitoria a ver a nuestra hija que estudia en Inglaterra"
Lo cierto es que para la mayoría de los viajeros todo era novedoso. Junto a la Oficina de Turimo instalada por Ayuntamiento y Diputación un dispositivo Bluetooth enviaba mensajes con información turística de Álava y Vitoria a todos los que se acercaban a un radio de diez metros. En la cafetería del aeropuerto se había instalado un pabellón con productos alaveses, vinos de Rioja y txakoli del valle de Ayala y, además, se vendían bocadillos como nunca. Al director del aeropuerto, Jesús Garay, lo que más le gustaba era precisamente el bullicioso aspecto que había adquirido su aeródromo con la llegada de una nueva compañía. "Está muy bien. Espero que se consolide y que vaya a más", dijo mientras recibía a los responsables institucionales.
Más nervioso aún estaba el máximo responsable de la compañía aérea en España, Alfons Claver: "Todos los primeros vuelos son especiales y, aunque siempre sale bien, para nosotros es emocionante inaugurar una nueva línea". Lo cierto es que ayer no había eco en la terminal de pasajeros abarrotada. Había que hablar bien alto para hacerse entender.
Atrás quedaban densos debates sobre la utilidad o no del dinero público que ha costado traer a la compañía: un millón de euros para montar tres vuelos diarios. También quedaba atrás el "incomprensible" viaje que la víspera del vuelo inaugural emprendió casi todo el equipo de gobierno del Ayuntamiento de Vitoria a Londres, pero desde Bilbao y con otra compañía. Cuando a las 14.20, apenas una hora antes de la salida del vuelo de Ryanair desde Vitoria, el alcalde de la ciudad, Alfonso Alonso, hizo presencia en el aeropuerto alavés, la mayoría de los presentes censuró el viaje desde el aeropuerto de Loiu. Y eso que el primer edil renunció en el último momento a viajar con el resto de su equipo.
Para Álava, el vuelo a Londres es un hito por lo que supone de progreso. Vitoria ha contado con tres aeropuertos (Lakua, General Mola y Foronda) en los 106 años de historia de la aviación, desde que en 1903 los hermanos Wright realizaran el primer vuelo tripulado. Además, entre sus antiguos vecinos ha habido ingenieros de renombre mundial como Heraclio Alfaro. Sin embargo, a la capital alavesa le ha costado un siglo disponer de una conexión aérea internacional diaria de pasajeros. Ayer comenzó a cambiar su fisonomía como aeropuerto de carga después de que la dura y fallida batalla en los años ochenta con el aeropuerto de Bilbao le abocara a los grandes cargueros y la paquetería. Ahora forma parte de la red de ciudades europeas que se conectan entre ellas a precios de autobús pero con tiempos de avión.
Y a esa carrera se ha sumado una sociedad que demanda cada vez más servicios. Ryanair estrenó su vuelo y ya tiene 16.000 reservas para los próximos, muy por encima de sus previsiones. Cada año estimaba transportar a 100.000 personas por línea, 50.000 en cada sentido. Los expertos en la materia dicen que sólo con las reservas ya formalizadas se han ahorrado más de un millón de euros, a una media de 80 euros por pasajero, el coste de una noche de hotel.
Y no son sólo alaveses, sino navarros, guipuzcoanos y riojanos. Eduardo Calderón dejó sus ocupaciones en San Sebastián, donde vive, y se embarcó con sus amigos y novia para enseñarles la capital de Támesis. Contrataron el vuelo nada más leerlo en el periódico: "Hemos dado en el clavo porque es el vuelo inaugural y la compañía nos ha regalado otro vuelo para cada uno de nosotros y además podemos invitar a un acompañante". A las 16.35, hora local, esta vez sí con puntualidad británica, el Boeing 737-800 aterrizó en el aeropuerto de Stansted. Para recibir a los primeros pasajeros desde Vitoria, en Gran Bretaña lucía el sol. A los viajeros del vuelo FR3648 sólo les quedaba una hora de tren para sumergirse en las calles de Londres.
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