El Parlamento palestino saliente limita el futuro poder de Hamás
El presidente Mahmud Abbas tendrá la facultad de vetar leyes
El presidente palestino, Mahmud Abbas, no ha esperado a la toma de posesión del nuevo Parlamento para iniciar la batalla contra Hamás. Los legisladores de Al Fatah, en la última sesión de la Cámara, enmendaron leyes para vaciar de competencias al próximo Gobierno y sumaron a la facultad presidencial de vetar normas la de designar a los miembros del Tribunal Constitucional sin necesidad de aprobación de la Cámara. El movimiento fundamentalista consideró "ilegal" la reforma y anunció que tratará de revocarla.
El próximo Parlamento de 132 escaños estará dominado por 74 diputados de Hamás, pero no gozará de excesivo poder si las enmiendas aprobadas en el último minuto de la legislatura prosperan. Abbas se propuso ayer cortar la hierba bajo los pies de los legisladores islamistas.
Entre abucheos de varios futuros diputados de Hamás, presentes en la sede del Consejo Legislativo Palestino en Ramala como observadores, los parlamentarios del partido de Abbas sacaron adelante -por 41 votos a favor y tres en contra- la iniciativa para otorgar al presidente la facultad de nombrar a los nueve miembros del Tribunal Constitucional. Podrá así el mandatario vetar cualquier norma que considere inconstitucional y dispondrá, si la ley no es revocada, de un tribunal a su medida.
La legislación palestina requiere dos tercios de los votos (88) para revocar esa decisión presidencial. Y Hamás no dispone de esa mayoría.
"La ley es ilegal. Significa conceder plenos poderes al presidente Abbas para disolver el Parlamento cuando lo desee", aseguró el diputado electo de Hamás Abdel Aziz Dueik. El conflicto en el Legislativo, que inicia su nueva andadura el sábado, es inevitable. Said Siyam, recién elegido en Gaza, afirmó ayer: "Nos proponemos cancelar cualquier decisión inconstitucional. El Parlamento no tiene mandato ni autoridad para aprobar ninguna nueva ley".
No se detuvo ahí Al Fatah. La Cámara aprobó también, entre otras medidas para vaciar de contenido las competencias del Gobierno liderado por los islamistas, transferir desde el Ministerio de Información a la oficina presidencial el control de las emisoras de televisión y radio públicas. Esta dependencia asumirá también la política monetaria, así como la gestión de los seguros de los funcionarios.
Si a ello se suma que Abbas ha reclamado la última palabra sobre el mando de las fuerzas de seguridad, al futuro Ejecutivo que encabezará Hamás podría quedarle poco más que encargarse de algunos servicios públicos.
Porque la cohabitación entre Mahmud Abbas, que fue elegido en enero de 2005, y un primer ministro de Hamás parece ya inevitable. Según anunció ayer Mushir al Masri, uno de los portavoces del movimiento fundamentalista, al frente del Gobierno estará "uno de los principales dirigentes de Hamás".
Hasta ahora, sus propios líderes no habían descartado que se hiciera cargo del Ejecutivo alguna personalidad independiente aceptable para todos los partidos. Y siguen intentando atraer a miembros de otros grupos al Gobierno. Al Masri no dio nombres, pero la mayoría de los analistas se inclinan por Ismail Haniya, número uno de la candidatura electoral, como jefe del Ejecutivo.
El Jordán, prohibido
Jaled Meshal, uno de los líderes de Hamás, reiteró ayer la disposición del partido islamista a decretar una tregua de años si Israel abandona la totalidad de los territorios ocupados, tal como estableció la ONU en 1967. Sabe que ese testigo no será recogido. El primer ministro interino, Ehud Olmert, ya ha anunciado que continuará el plan diseñado de separar a la población palestina del Estado judío. Para ello pretende terminar el muro que rodea y se adentra en Cisjordania en 2007.
Pero además, según reveló ayer el diario Haaretz, en marzo de 2005 el Ejecutivo ordenó al Ejército israelí el cierre total de la zona ribereña del Jordán y del mar Muerto -que abarca un tercio de Cisjordania- a dos millones de palestinos de Cisjordania.
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