Ariel Sharon supera una intervención quirúrgica en el estómago a vida o muerte
El primer ministro sigue en estado crítico mientras crece el pesimismo en su entorno
El primer ministro israelí, Ariel Sharon, sigue demostrando su fortaleza. Ayer fue sometido a una operación de cuatro horas a vida o muerte, en la que le fueron extirpados 50 centímetros del intestino grueso, y salió airoso. "Su vida no corre peligro inmediato", aseguró Shlomo Mor Yosef, portavoz del hospital tras la intervención. El dirigente, que ha sufrido siete operaciones en cinco semanas, permanece en situación crítica y no ha recuperado la consciencia desde que el 4 de enero sufriera un derrame cerebral. Pese a su resistencia, el pesimismo en su entorno es total.
El paciente, de 77 años, fue trasladado por la mañana a la unidad de cuidados intensivos después de que los doctores del Hospital Hadassah de Jerusalén observaran una inflamación abdominal y le practicaran una tomografía. Comprobaron que la sangre no fluía a su aparato digestivo y que parte del intestino presentaba señales de gangrena. Eran las once de la mañana y no se podía perder un minuto. Los médicos consultaron con Omri y Gilad Sharon, los dos hijos del enfermo, antes de proceder a la cirugía, una muestra del riesgo que entrañaba la operación.
"Durante la mañana había serio peligro para su vida", dijo en conferencia de prensa Mor Yosef. Algunos doctores, citados por varios medios de comunicación israelíes, expresaban, mientras Sharon luchaba en el quirófano, serias dudas respecto a que pudiera sobrevivir.
Arik, como es conocido el veterano político, ha logrado superar la séptima operación que sufre desde que fuera internado el 4 de enero. Pero aunque Mor Yosef afirmó que no existe riesgo de muerte inminente y que la intervención de ayer no está relacionada con su más grave afección, las hemorragias cerebrales, el pesimismo cunde en su entorno. "La operación nos hace retroceder varios pasos. Cada día que pasa las probabilidades de que recupere el conocimiento se reducen y las posibilidades de que aparezcan nuevas complicaciones aumentan", añadió el portavoz del hospital.
Nadie cree ya que Sharon pueda recuperarse de la cadena de percances que comenzaron el pasado 18 de diciembre con un ligero infarto cerebral del que se repuso en 36 horas. El 4 de enero, un gravísimo derrame cerebral le condujo de nuevo al Hadassah, donde se sumió en un coma del que no ha despertado. El de ayer no fue el primer contratiempo desde esa fecha. Los neurocirujanos ya se emplearon a fondo el 6 de enero, durante 10 horas, para frenar otra hemorragia.
Surgió entonces la polémica sobre el tratamiento con anticoagulantes que recetaron los especialistas y sobre una afección congénita en el corazón de la que el equipo médico no informó a la conmocionada opinión pública. Y el 1 de febrero se tuvo que insertar un tubo en el estómago a Sharon para que pudiera ser alimentado. Respira, además, con ventilación asistida.
Los principales asesores de Sharon, su inseparable Dov Weissglas, Ilan Cohen y Lior Horev, acudieron al centro hospitalario, al tiempo que el jefe interino del Gobierno, Ehud Olmert, era informado de la evolución del convaleciente, que continúa en situación "crítica".
En el supuesto de que falleciera, las leyes religiosas judías establecen que debe ser enterrado -su deseo es reposar junto a su esposa Lily en el rancho familiar, en el desierto del Neguev- en 24 horas. Sin embargo, el funeral podría celebrarse más allá de ese plazo para permitir que acudieran dignatarios de otros países.
Política israelí
Sharon fue durante años un "apestado" que apenas podía visitar oficialmente otros Estados -incluso ha sido imputado por crímenes contra la humanidad en tribunales de varias naciones por su implicación en la matanza de civiles palestinos en los campos de refugiados de Sabra y Chatila, en 1982-, pero en los últimos meses de 2005, tras la aplaudida evacuación de la franja de Gaza, fue recibido en la Casa Blanca y en la sede de Naciones Unidas, en Nueva York.
En cualquier caso, desde hace semanas la actividad política israelí es ya la propia de la era post-Sharon. Olmert, su sucesor al frente de Kadima -el partido que fundó Sharon tras abandonar el Likud en noviembre pasado tras las refriegas desatadas con motivo de la retirada de Gaza-, ha comenzado a tomar las primeras medidas, en la línea de las decretadas por su predecesor.
Ha ejecutado el desmantelamiento de la colonia de Amona (Cisjordania) y ha evacuado a varias familias que se habían atrincherado en un mercado árabe de la ciudad de Hebrón. Decisiones siempre unilaterales, sin contar con un acuerdo con la Autoridad Nacional Palestina. Al estilo del antiguo general.
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