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Disminuyen drásticamente los robos en el patrimonio artístico en Cataluña

Las 19 sustracciones denunciadas en 2005 constituyen la cifra más baja en seis años

José Ángel Montañés

Los 19 robos de bienes culturales de Cataluña que fueron denunciados en 2005 constituyen la cifra más baja de los últimos seis años y mantienen el descenso iniciado a partir del año 2002, en que, con 91 robos, se alcanzó la cifra más alta de denuncias por robo y expolio del patrimonio de los últimos tiempos. Pese a la bondad de los datos de 2005, la brigada de patrimonio recomienda que las administraciones concluyan la catalogación del arte religioso de Cataluña, una labor en la que se comprometió el Gobierno de la Generalitat.

El Grupo de Patrimonio Histórico de los Mossos d'Esquadra afirma que el año pasado Cataluña sufrió sólo 19 denuncias por robo de su patrimonio cultural, cometidos, sobre todo, en segundas residencias y en masías donde fueron sustraídos cuadros, mobiliario y objetos de escaso valor artístico. En 2005 tan sólo fueron tres las iglesias que recibieron la visita de los ladrones: la de Verdú (Urgell), donde robaron dos imágenes de madera del siglo XVII; la de Vinaixa (Les Garrigues), en la que los ladrones se llevaron el sagrario y el cáliz de su interior; y la de Claravalls (Urgell), donde fueron sustraídas tres figuras de yeso realizadas en los años cuarenta del siglo XX; estas obras no estaban catalogadas, pero tenían un alto valor sentimental para esta localidad.

En cuanto a museos y centros culturales, tan sólo hubo una denuncia, casi anecdótica, por el robo de una cruz de pasta sobre la cama instalada en el museo-casa Verdaguer de Vil·la Joana, Vallvidrera, gamberrada, más que robo, a juicio de fuentes de los Mossos, cometido seguramente por algún escolar que visitaba las instalaciones. Destaca que el año pasado no hubo ninguna denuncia de expolio arqueológico en Cataluña.

Entre las causas de este descenso está, aparte de la mayor atención policial de los diferentes cuerpos encargados de velar por el patrimonio, la mayor sensibilidad de la sociedad, el aumento de las medidas de seguridad en viviendas, centros religiosos y culturales y, sobre todo, el hecho de que comerciantes, anticuarios y empresas de subastas hayan aumentado su colaboración y transparencia. Es significativo el hecho de que sea preceptivo que estas empresas envíen el catálogo de las piezas que van a subastar para comprobar su origen lícito y que sobre ellas no hay denuncias; además, en los libros de registro de los anticuarios deben constar todas las entradas de obras y sus vendedores.

La brigada de los Mossos sostiene que el ladrón de patrimonio catalán, desde que en 2002 fue desarticulada una importante banda que perpetró más de 90 robos por todo el territorio, está formado por grupos nómadas, no asentados en Cataluña, que siguen el sistema tradicional de robo por encargo o con muchas posibilidades de venta directa y que no utilizan las nuevas tecnologías como Internet, donde el comprador es incierto.

Esta brigada considera que sería bueno que las administraciones concluyeran la catalogación del arte religioso de Cataluña, una labor en la que la Generalitat se comprometió en marzo de 2005 y que ya ha alcanzado cerca del 80% del mismo. Un inventario en el que es fundamental, aparte de la descripción de la pieza, la imagen gráfica de la misma, algo que también recomienda a todos los que tengan en casa objetos codiciados.

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Sobre la firma

José Ángel Montañés
Redactor de Cultura de EL PAÍS en Cataluña, donde hace el seguimiento de los temas de Arte y Patrimonio. Es licenciado en Prehistoria e Historia Antigua y diplomado en Restauración de Bienes Culturales y autor de libros como 'El niño secreto de los Dalí', publicado en 2020.

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