Perseguir al cliente y formar a las prostitutas para un empleo
Suecia ha optado por un modelo que busca abolir la prostitución, considerada como una forma de violencia contra las mujeres y un atentado a la igualdad y a los derechos humanos. La principal herramienta contra una práctica que se considera incompatible con una sociedad democrática es la persecución y castigo de los clientes.
Desde 1999, en ese país nórdico está prohibido comprar servicios sexuales, pero no venderlos. El cliente se arriesga a recibir un castigo que puede ser una multa o una pena de hasta seis meses de prisión. Hasta la fecha se ha sancionado a más de un millar de hombres por comprar servicios sexuales. Los jueces son reacios a dictar penas de prisión.
Las personas que se prostituyen pueden acceder a programas formativos encaminados a abrirles la puerta a un empleo. Los clientes, llamados "compradores", pueden acudir a cursos de rehabilitación. También se han puesto en marcha en los institutos de enseñanza campañas de prevención contra la prostitución y la pornografía. En ellos se insiste en que las mujeres no pueden ser consideradas como objetos.
Las autoridades suecas aseguran que la norma ha permitido reducir la prostitución a la mitad (el Gobierno estima que la ejercen unas 1.500 personas, sobre todo mujeres y más de la mitad, víctimas de las redes de trata de personas). La prostitución callejera casi ha desaparecido y disminuido el tráfico de mujeres. Los detractores aseguran que sigue habiendo prostitución y que la clandestinidad genera mayor violencia contra las mujeres.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.