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El 'banco' de la Generalitat concluye su saneamiento y duplica su actividad

Casi la mitad de la inversión en 2006 no se destinará a empresas sino a equipamientos públicos

El Instituto Catalán de Finanzas (ICF), el banco de la Generalitat que, según la izquierda, había sepultado cantidades ingentes de dinero público en empresas inviables y había sido incluso fuente de favores preelectorales, ha concluido su reconversión. En el primer año tras el cambio de Gobierno en Cataluña, 2004, la nueva cúpula del ICF se empleó en sanearlo y enfrió los créditos. Según los datos presentados ayer sobre 2005, la entidad ha abandonado los números rojos, gana dinero y ha vuelto a disparar su actividad, con una inversión de 710 millones (el 88% más), mientras el inquietante grado de morosidad se ha recortado. La reactivación del banco, que reagrupará sus filiales y dará voz a sindicatos y patronales, ha contado con una inyección de 165 millones de la Generalitat. Ésta prevé que este año las inversiones en cartera llegarán a los 3.000 millones, el doble que en 2003.

El Gobierno catalán inyecta 165 millones en tres años para reforzar el capital del ICF

La presencia del consejero de Economía y Finanzas, Antoni Castells; sus dos altos cargos inmediatos, Martí Carnicer y Andreu Morillas; el primer ejecutivo del banco, José María Ayala, y una gran pantalla para los powerpoints permitían presagiar un tono de bombo y platillo. Así fue. "La experiencia del ICF de estos dos años es desde luego un caso emblemático de estudio para las escuelas de negocios", afirmó Castells, quien enfatizó el éxito de haber conjugado saneamiento potenciando al mismo tiempo la entidad.

Los responsables la política del crédito público de la Generalitat se detuvieron poco en el pasado de la entidad financiera, que ayudó con créditos a empresas abocadas a la crisis y que acabaron mal como Lauren Films, Tybor, Mitasa o Puigneró. Ahora mismo, Bruselas investiga un préstamo a Chupa Chups de 35 millones de euros en el último año de Gobierno de CiU, sobre el que ayer nadie quiso pronunciarse con la investigación a medias. "El ICF no debe ser fuente de subvenciones encubiertas", subrayó el consejero de Economía.

Morosidad a la baja

El banco, cuya supuesta "instrumentalización financiera" llevó hace un año a que el Parlament pidiera un rastreo a fondo de la Sindicatura de Cuentas, registraba un grado de morosidad muy elevado (5,4%), incluso para una entidad pública que no funciona con los mismos parámetros que los bancos privados y las cajas.

Por su condición, la Generalitat actual se fijó como objetivo que este indicador, que da idea de los créditos que no se pagan, se situara entre el 3% y el 4%. En dos años, se ha alcanzado el 3,5%.

Hay un 25% menos de impagados.

El Instituto Catalán de Finanzas mira hacia una nueva etapa de gestión "eficiente", a tenor de los resultados de 2005, y que convence sólo a medias a los sindicatos, atentos a si la obsesión por la eficiencia eclipsa el sentido público del instrumento financiero. Los sindicatos han reclamado largamente intervenir en la selección de los proyectos a los que debe o no ayudarse según su viabilidad.

Presencia sindical y patronal

Junto con las patronales, las centrales sindicales tendrán asiento en el consejo de gobierno del banco, que no decide sobre créditos concretos, pero sí marca las líneas estratégicas de su actividad.

De los 15 miembros de dicho consejo, los agentes sociales tendrán cuatro. Su ingreso, que deberá esperar a la reforma organizativa del ICF que se planteará en una nueva ley este año, fue valorado ayer, aunque sin aspavientos, por UGT y CC OO. La primera pidió no tener que esperar a la reorganización de la entidad, y la segunda invitó al Gobierno catalán a "reflexionar" sobre su criticada política industrial.

Precisamente el papel que Economía ha reservado al ICO catalán es el de ser "el instrumento más potente de la Generalitat para mejorar la competitividad de la economía catalana", según las palabras de Morillas, secretario de Promoción Económica. El consejero delegado del ICF, Ayala, apuntó que la entidad quiere ocupar un espacio que no llena la banca, y a la vez complementario con ella, con periodos largos de financiación de entre cinco y 15 años.

En estos dos años, el grupo financiero, que de perder cinco millones de euros en 2004 ha pasado a ganar 1,3 millones, ha creado nuevas entidades filiales, que agrupará. Destacan dos. En primer lugar, el ICF Crèdit, que financia en concidiones preferentes planes de inversión de pequeñas y medianas empresas de la mano de 26 bancos y cajas. De los 710 millones de inversión en 2005, esta filial consumió 147,8 millones.

El segundo nuevo proyecto es una sociedad creada por el tripartito para afrontar la construcción de nuevos equipamientos públicos educativos, judiciales y sanitarios. Se trata de ICF Equipaments, y sus características permiten dar alas a las inversiones que la Generalitat considera urgentes sin que repercuta en su grado de endeudamiento. El importe que ha representado esta filial en su primer año de vida alcanza 51 millones, pero el año próximo será 10 veces mayor, hasta los 520 millones, cuando la concesión de créditos está previsto que se mantenga estable en torno a los 530 millones del año pasado. ICF Equipaments, representaría así cerca de la mitad de la actividad del banco el año próximo. La inversión acumulada en los nuevos equipamientos hasta 2009 se prevé que alcanzará nada menos que 1.000 millones. Además de las aportaciones de la Generalitat para capitalizar su entidad de crédito (en tres años, 165 millones; 75 de ellos en 2006), el ICF expande su actividad recurriendo al endeudamiento. El año pasado, aumentó el 15%, hasta los 1.554 millones.

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