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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Cordón tenso

El cierre fulminante por la Administración de una empresa recién creada para conservar células del cordón umbilical de bebés, días después de que este diario publicara que decenas de familias españolas acuden a firmas extranjeras para ello, ha iluminado un punto de tensión entre el interés público y el derecho privado que el Gobierno debe resolver, y más por razones de coherencia que de salud pública. El cordón umbilical contiene células óptimas para el trasplante de médula ósea, una técnica bien establecida para el tratamiento de la leucemia, y de uso creciente en niños con enfermedades congénitas de la sangre. En una de cada cuatro ocasiones, un familiar del enfermo puede donar las células mediante una transfusión. Pero, fuera de la familia, la probabilidad de hallar un donante compatible es bajísima.

Decenas de empresas de EE UU y 21 países europeos se dedican a congelar el cordón de los bebés con la idea de que sirva para curar sus futuras enfermedades, eliminando el problema de la compatibilidad. Cobran de 1.500 a 2.000 euros. El Ministerio de Sanidad interpreta que eso viola la Ley de Trasplantes -cuyas garantías contra el tráfico de órganos parecen de difícil aplicación a este caso-, aunque no lo verá tan claro cuando ha anunciado un decreto para prohibirlo expresamente.

Sanidad aduce que sólo los ricos tienen acceso a esos tratamientos, un noble argumento que, en puridad, forzaría a sus autores a cerrar centros de fecundación asistida, aseguradoras sanitarias, clínicas dentales y toda consulta privada. La forma en que el ministerio puede beneficiar a las familias modestas no es prohibir los bancos privados, sino promover los públicos, y eso ya lo está haciendo: las 20.000 muestras de cordón que España tiene conservadas son todavía insuficientes, pero la sitúan en el segundo lugar del mundo, sólo por detrás de Estados Unidos.

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El mejor argumento contra los bancos privados de cordón son los datos. Si un bebé nace hoy, la probabilidad de que desarrolle durante su vida una enfermedad curable con células de cordón es menor de uno entre 10.000. No hay evidencias de que los cordones aguanten más de 10 años, y la enfermedad más común antes de esa edad es una leucemia hereditaria contra la que nada pueden hacer las células del cordón, puesto que tienen el mismo defecto genético. Seguro que estos problemas se resolverán en el futuro, pero los clientes suelen esperar a que las empresas resuelvan esa clase de problemas antes de pagarles 2.000 euros, siempre que estén bien informados. Lo que cabe esperar de la autoridad sanitaria es que informe al ciudadano, no que le diga en qué tiene que invertir 2.000 euros, o dónde guardar 2.000 células.

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