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Reportaje:

Valencia, ciudad de hitos urbanos y políticos

El Consell asume otro edificio de Calatrava, un ágora que se concluirá para las elecciones, mientras aparca la ampliación del IVAM

Ferran Bono

Un nuevo edificio se suma al conjunto arquitectónico con vocación de hito y de icono denominado Ciutat de les Arts i les Ciències (CACSA) de Valencia. Se trata, esta vez, de un ágora. Su autor es el popular arquitecto valenciano Santiago Calatrava. Y su función: la de dar cobijo bajo su enorme estructura móvil de 70 metros de altura a manifestaciones de todo tipo, con capacidad para unas 6.000 personas. Por ejemplo, ya se piensa en celebrar la ceremonia de entrega de premios de la Copa de América en abril de 2007, además de congresos o conciertos. También se ha apuntado que podría ser la sede del festival Eclèctic.

Propuestas de contenido surgidas con posterioridad a la presentación del proyecto, que saldrá a licitación por 55,8 millones de euros, sin incluir los honorarios del arquitecto. La Generalitat ya ha anunciado que los presupuestos de este año disponen para ello de una partida de 26,5 millones de euros.

El decano de los arquitectos valencianos pide más concursos y menos decisiones a dedo
Escribano cree que el sitio justificará el hito y plantea si ahora es el momento de construirlo

El ágora parece tener, así pues, el futuro asegurado. No como el proyecto arquitectónico de ampliación del IVAM, por ejemplo, que tenía un coste inferior a la plaza cubierta. Una de las primeras medidas que adoptó Francisco Camps cuando accedió a la presidencia de la Generalitat fue la de aplazar sine die la piel metálica de 32 metros de altura. Este diseño de los japoneses del estudio Sejima & Nizhisawa fue premiado en la Bienal de Venecia. Había otras prioridades, argumentó el Gobierno. Y una en especial: "Construir colegios".

Sin embargo, más de dos años después, la Generalitat ha anunciado la puesta en marcha de otros proyectos arquitectónicos con vocación mediática e icónica, como el ágora o los tres rascacielos proyectados por Calatrava con los que se cerraría CACSA. Además, propone la instalación y construcción de la enorme Esfera Armilar (con un coste similar al ágora) en Valencia, junto al Ayuntamiento. Y mientras tanto, se ha ido erigiendo una de las más grandes óperas del mundo, el Palau de les Arts, que superará los 300 millones de euros (con la urbanización del entorno). Aún se desconoce cómo se financiará su temporada regular, cuyo presupuesto debería ser de unos 55 millones de euros al año, según ha expresado la intendente Helga Schmitd.

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¿Por qué se anuncia ahora la construcción del ágora?

La ejecución de este proyecto y la búsqueda de una fórmula para financiar los tres rascacielos le ha sido encomendada a Miguel Navarro, un alto cargo del PP que ya fue el encargado de agilizar la construcción de la Ciudad de las Ciencias y de Terra Mítica. Navarro volvió a ser contratado recientemente por CACSA con el objetivo de agilizar los nuevos proyectos de Calatrava.

Fuentes del PP señalaron que Navarro cumplió con el objetivo de acelerar las obras de Terra Mítica para que estuviesen a punto en el plazo fijado por el entonces presidente de la Generalitat Eduardo Zaplana. Hecho que ha llevado ahora a la Administración de Camps a contratarlo para que tenga a punto el ágora en vísperas de las próximas elecciones autonómicas, el último domingo de mayo del 2007.

El consejero de Economía, Gerardo Camps, ha definido el ágora como un "espacio complementario a las necesidades de explotación del resto de edificios" de la Ciutat de les Arts i les Ciències, que, a su juicio, es la responsable del espectacular incremento del número de turistas de Valencia. Calatrava asegura que con el ágora y los rascacielos (uno de 308 metros de altura), CACSA "será una auténtica ciudad". Desde su estudio, se apunta que el ágora será como el Petit Palais o el Grand Palais de París, un escenario multifuncional que igual acoge un concierto, que un congreso o una exposición.

El ágora, previsiblemente, será utilizada como nuevo icono de la gestión política de Camps en esta legislatura.

Un hito urbano que Alejandro Escribano, redactor del PGOU de Valencia, considera justificado porque se emplazará en un "punto clave" de la futura Valencia; en la "zona de transición del Oceanogràfic". "Es una rótula, un punto de unión de diferentes piezas y equipamientos públicos y el futuro desarrollo del jardín del Turia y de la dársena del puerto, que tendrá pleno sentido cuando se entierren las vías del tren", explica. "No valoro el diseño arquitectónico, ni el apartado económico, ni si es éste el momento de construir el hito o convendría que la operación urbanística estuviera más madura".

El decano del Colegio de Arquitectos de la Comunidad Valenciana, Fabián Llisterri, incide en que el ágora de Calatrava pone de manifiesto de nuevo una práctica muy extendida en Valencia y que, a su juicio, se habría de limitar al máximo: el "encargo a dedo". Llisterri aboga por plantear concursos rigurosos e independientes, que dan resultado en grandes ciudades, como el de la reforma del Paseo del Prado de Madrid, por ejemplo. Sin entrar a juzgar el proyecto del ágora, el decano destaca la excesiva "densidad de calatravas" en Valencia y defiende un mayor equilibrio.

El presidente del Colegio Provincial de Arquitectos de Valencia, Francisco Taberner, recuerda que los hitos arquitectónicos son fenómenos complejos que se crean al cabo del tiempo. Señala el caso paradigmático de la Torre de Eiffel, que nació para ser desmontada y hoy sigue siendo el icono de París. Tras incidir en que primero se ha definir cuál es la función de un edificio para después elegir su diseño, Taberner apunta "que un conjunto de hitos puede dejar de ser un hito" en alusión a CACSA. Considera, de hecho, que el número de hitos por metro cuadrado es excesivo. "La verdad: no iría a una manifestación para pedir más hitos en Valencia", concluye.

Ubicuo Calatrava

Si nadie es profeta en su tierra, Calatrava es la excepción. Valencia se ha convertido en la ciudad del premiado arquitecto nacido en Benimàmet. Ha tendido dos puentes sobre el Turia (9 d'Octubre y la peineta, como se conoce popularmente) y construirá otro entre l'Oceanogràfic y el Museu de les Ciències. Este edificio lleva su firma, al igual que l'Hemisfèric y el Palau de les Arts. Y en el futuro, el skyline de Valencia estará marcado por sus rascacielos (si se encuentra financiación) y el ágora.

Los partidos en la oposición han cargado las críticas contra el último proyecto del arquitecto, el ágora. No contra el diseño, sino contra la decisión de la Generalitat de realizarlo. "Hay muchas más carencias en esta comunidad como para hacer ahora un ágora", ha declarado la diputada socialista Cristina Moreno. El portavoz de EU, Joan Antoni Oltra, ha acusado a la Generalitat de derrochar el dinero público.

El gobierno de la Generalitat, del PP, pasó de querer eliminar el proyecto inicial socialista de la Ciudad de las Ciencias a encargarle otros y más costosos. El último encargo es muy reciente: diseñará el recinto ferial de Castellón. Lo pagará la Generalitat, como la mayor parte de sus trabajos.

Algunos arquitectos valencianos critican esta "calatravitis" de los políticos valencianos, que explican por la efectividad de los espectaculares y muy costoso diseños dirigidos al ciudadano para pasar así a la posteridad. Un conocido profesional, muy crítico con la "megalomanía y los edificios fuera de escala, sin ningún respeto por el entorno" de Calatrava, prefiere ya no pronunciarse públicamente, porque después surgen acusaciones de envidias y otras descalificaciones. Calatrava es uno de los arquitectos más populares del mundo en la actualidad, como pone de manifiesto sus múltiples encargos. Sin embargo, por su estilo, singularidad y el coste de sus obras no ha creado escuela entre los profesionales valencianos.

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Sobre la firma

Ferran Bono
Redactor de EL PAÍS en la Comunidad Valenciana. Con anterioridad, ha ejercido como jefe de sección de Cultura. Licenciado en Lengua Española y Filología Catalana por la Universitat de València y máster UAM-EL PAÍS, ha desarrollado la mayor parte de su trayectoria periodística en el campo de la cultura.

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