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OCEANOGRAFÍA | Laboratorios marinos

Un barco que puede manejar robots

De las gradas de los astilleros de Vigo se acaba de deslizar un enorme laboratorio flotante, botado con el nombre de Sarmiento de Gamboa: un nuevo buque oceanográfico que permitirá ampliar el abanico de la investigación del mar. Entre sus muchos cometidos se encuentra el barrido de fondos y la valoración de catástrofes marinas. No en vano, el nuevo barco del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) es un viejo proyecto que sólo se concretó tras la catástrofe del Prestige, que puso en evidencia las carencias de España para hacer frente a una catástrofe marítima de semejantes dimensiones. Pero la oceanografía física y química, la geología, la geofísica, la biología y la meteorología son otras disciplinas que abarcará el Sarmiento, cuya versatilidad es su principal virtud, pero también su mayor riesgo.

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"Siempre existe el peligro de la descoordinación", advierte el director del Instituto de Investigaciones Marinas de Vigo, Antonio Figueras. "La sensación que a menudo transmitimos los científicos es que estamos a la greña: físicos, químicos, biólogos, remando cada uno por su lado. Se precisa una gestión suprainstitucional, para evitar los celos", defiende. Más optimista, el presidente del Comité Técnico de Construcción del barco, Juan José Dañobeitia, considera el carácter multidisciplinar del buque "su mejor baza". Y de todas sus aplicaciones, resalta una: su capacidad para pilotar vehículos submarinos de grandes profundidades, que fueron junto al Nautilus los que evaluaron el estado del pecio del Prestige. "España se podrá ahorrar la humillación de tener que pedir a otros países europeos un buque que maneje estos robots", asegura Dañobeitia.

El nuevo buque, cuya botadura presidió el lunes la Reina doña Sofía, lleva el nombre del navegante y matemático Pedro Sarmiento de Gamboa (1532-1592). Se utilizará para el análisis químico de aguas y sedimentos, el estudio de las corrientes marinas y del cambio climático, los análisis de sismicidad, la meteorología, el control de especies marinas o la localización de pecios. La Xunta, que aporta un 20% del presupuesto de construcción (22 millones de euros, a los que habrá que añadir otros 10 millones para el equipamiento), podrá disponer de él 45 días al año, lo que incrementará el protagonismo de los científicos gallegos. "Pese a todo, la implicación de la comunidad científica de Galicia debería de ser mayor", defiende Fiz Fernández, miembro del consejo científico asesor del barco. "Éste es un buque nacional, español, si entramos en nacionalismos científicos, apaga y vámonos", le replica Dañobeitia.

El Sarmiento de Gamboa tendrá su base en Vigo, donde el Ministerio de Educación y Ciencia quiere promover el proyecto de la Ciudad del Mar: un gran complejo investigador que reúna no sólo a todos los buques oceanográficos españoles, sino también los abundantes centros de investigación marina. "Hay que buscar una unidad de gestión", defiende Figueras, quien apela a los riesgos de dispersión del Sarmiento de Gamboa. "¿Acaso tiene sentido que cada institución tenga su chiringuito? Hay que sentarse y planificar, pero globalmente", agrega.

El nuevo barco oceanográfico <i>Sarmiento de Gamboa,</i> en los astilleros de Vigo el pasado lunes.
El nuevo barco oceanográfico Sarmiento de Gamboa, en los astilleros de Vigo el pasado lunes.EFE

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