Resultados de un concurso
La sala de exposiciones de Bilbaoarte recoge durante estos días una selección de las fotografías participantes en el ultimo concurso promovido por Purificación García. Es una fórmula, según indica, para devolver "todo lo que la fotografía ha hecho por nosotros". Una intención absolutamente loable, pero las aportaciones de la fotografía a la moda y el diseño son de tal calibre que temo resulte imposible amortizar todas sus entregas. Lo que resulta indiscutible es que, además de ir conformando una magnífica colección de fotos, ayuda a difundir la obra de los artistas que participan y también la marca patrocinadora. Dejando de lado las distintas razones e intereses que promueven el evento, nos encontramos con imágenes de gran calidad, elegidas por un jurado lleno de garantías donde, además de la diseñadora, han participado el fotógrafo Chema Madoz; María de Corral, directora artística de la Bienal de Venecia; Marta Gili, directora de fotografía de la Caixa, o Sergio Mah, director de LisboaPhoto 2005.
Las imágenes elegidas son de gran formato, muy acordes a las exigencias del mercado artístico actual. Están realizadas por jóvenes autores y destilan estéticas y reflexiones propias de nuestros tiempos. El primer premio del concurso ha sido para Juan Carlos Bracho (La Línea, Cádiz, 1970). Su fotografía representa un fondo de estudio, una pared pintada por él mismo, donde la presencia de dos focos solitarios realza la sensación de vacío. Un escenario abierto al espectador cuya imaginación puede añadir el protagonista o la experiencia vital deseada.
El segundo premio ha sido para un trabajo resuelto por Guillermo Llobet y Genin Andrada. Es la foto de una puesta en escena. La protagonista principal es una mujer del servicio de limpieza de un restaurante encerrada en una urna de cristal en el centro del comedor. Según la intención de sus autores, se trata de poner en evidencia la impotencia, el enclaustramiento o incluso la perdida de identidad. Una metáfora gráfica traída un tanto por los pelos que necesita demasiadas aclaraciones escritas.
El tercer premio es un edificio industrial abandonado en Bilbao, a la orilla de la Ría. La toma ha sido tratada por ordenador para conseguir el contraste entre nostalgia y esplendor. El trabajo efectuado por Juan de Sande tiene ciertos guiños a un racionalismo compositivo propio de las corrientes alemanas del primer tercio de siglo XX.
Entre los demás participantes encontramos otras imágenes de interés, como el magnífico retrato del torero liliputiense o el mural en blanco y negro de Aitor Ortiz (Bilbao, 1971), donde plasma el detalle de una estructura arquitectónica. Unas sencillas líneas de hormigón cargadas de misteriosas sugerencias.
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