Isabel Coixet se impone en los Goya
'La vida secreta de las palabras' obtiene los premios a la mejor película, guión, dirección y producción
La larguísima gala del 20º aniversario de los Premios Goya terminaba esta madrugada con los galardones más importantes en manos de la cineasta barcelonesa Isabel Coixet. Mejor película, dirección, guión original y producción para La vida secreta de las palabras, filme duro y dramático rodado en inglés por una creadora que por fin logra el reconocimiento de la Academia. "Esta historia nunca hubiera sido posible sin las mujeres de Sarajevo que me prestaron sus palabras, sus silencios y sus secretos", recordó.
Antonio Banderas, que no había pisado unos Goya desde hace 19 años ("es emocionante volver a casa"), entregó el último galardón de la noche. Óscar Jaenada recibió el premio al mejor actor por su trabajo en Camarón y Candela Peña a la mejor actriz por Princesas.
La gala, fría, larga y aburrida, arrancó de manera accidentada
Fueron unos Goya repartidos en los premios de interpretación. Óscar Jaenada entró en la gala tiritando de frío y nervioso. Dedicó el Goya (el único que en las quinielas parecía cantado) a su familia ("que esta noche se han quedado sin luz") y al público: "a todos aquellas que van al cine", dijo. Candela Peña también parecía temblar dentro de su minúsculo traje de Roberto Cavalli al recoger su Goya a la mejor actriz. Recordó a sus amigos y al bar de su pueblo gracias al que empezó de niña su afición por el cine: "cada vez que molestaba me mandaban a ver una película".
La 20ª edición de los Premios Goya (con una escenografía que recreaba el diseño que hizo Eduardo Úrculo para la gala de 1997) tuvo un tono tan nostálgico como añejo. Mientras los vídeos recordaban viejas películas y momentos históricos de la ceremonia, las anécdotas se sucedían fuera y dentro del escenario: Fernando Pardo, Goya al mejor montaje por Habana Blues, se olvidaba del nombre de Benito Zambrano al dedicarle el galardón; Micaela Nevárez, mejor actriz revelación, apenas podía contener la emoción mientras Jesús Carroza -el joven electricista sevillano convertido en actor revelación de este año por su trabajo en 7 vírgenes- demostraba un temple fuera de lo común; Margarita Carreras, miembro de la Asociación de Prostitutas Hetaria, enviaba un beso a todas sus "compañeras" al recoger el Goya en nombre de Manu Chao por la mejor canción original de Princesas, mientras Candela Peña intentaba evitar las lágrimas al escucharla. O Elvira Mínguez y sus sabias palabras al recoger su Goya a la mejor actriz de reparto por Tapas y recordar que también existen historias para las actrices de 40 años y dedicar además su premio "a ese público que sigue viéndonos, y que aunque no hagamos tan buenas películas siguen ahí".
Una gala fría y aburrida en la que brillaron las habituales bellezas del cine español (Ariadna Gil -guapísima vestida por David Delfín- Pilar López de Ayala, Goya Toledo, Marta Etura...), en la que el blanco y el negro fueron los colores dominantes, en la que muchas optaron por el cómodo smoking (Elvira Mínguez, Isabel Coixet y Marisa Paredes, con un espléndido dos piezas de Stefano Pilate para Yves Saint Laurent) y en la que la joya más llamativa fue el anillo de oro que lució el joven actor Juan José Ballesta.
Los dos premios para películas extranjeras fueron este año para Match Point de Woody Allen (mejor película europea) e Iluminados por el fuego, de Tristán Bauer, (mejor película hispanoamericana). Letty Aronson, hermana del director de Annie Hall, recogió su premio y dijo: "como productora de Match Point quiero agradecer a los europeos que han hecho posible esta película. A Woody le gusta pensar que todo lo que le ocurre es por pura suerte, pero creo que además de talento lo que él tiene es un absoluto compromiso con su obra y por eso logra sacar adelante cualquier proyecto. Gracias a este país, que se ha convertido en una segunda casa para nosotros". Por su parte, el director, el escritor y el protagonista de Iluminados por el fuego dedicaron el premio a todos los soldados que murieron en Malvinas, los que se suicidaron y los que fueron olvidados.
La presidenta de la Academia, Mercedes Sampietro, abrió la noche con un discurso cargado de buenas palabras. A pesar del optimismo de su mensaje ("creo que cada vez hacemos mejores películas y la gente va a verlas") la actriz y presidenta echó en cara la falta de "autoestima" del cine español y criticó a los que "desde sus tribunas mediáticas presumen de no ir a ver nunca una película española".
"Pese a ellos", añadió, "pese a la desproporcionada competencia de niños magos, gorilas gigantes y ogros verdes que acaparan nuestras pantallas, pese a la cicatería de algunas televisiones, la timidez de los gobernantes y la falta de autoestima que a veces nos adorna, el cine español sigue más vivo que nunca". Quizás por los nervios ante una gala que desde el principio se anunció como larga o por el temporal de nieve que literalmente dejó helados a los invitados a la fiesta, la ceremonia arrancó de manera accidentada con el primer Goya de la noche perdido por los pasillos.
Carmelo Gómez, mejor intérprete de reparto por El método, no se encontraba en el patio de butacas cuando anunciaron su premio. El actor, que se preparaba para presentar un Goya, tuvo que correr por el Palacio Municipal de Congresos para recoger su estatuilla. Eduard Fernández, compañero de reparto en la película, salió en su nombre para evitar el vacío. Finalmente el entuerto se arregló y el actor llegó y exaltado dedicó su Goya a Pilar Miró, que le dirigió en El perro del hortelano y fue, según recordó, su gran maestra.
Minutos después Elsa Pataky y Sancho Gracia recordaban el Goya que en 1989 había logrado José Luis Garci por Asignatura aprobada. Los actores tuvieron que improvisar su intervención ya que el director (que no pertenece a la Academia) se negó a que se hablara de él en la ceremonia. Agustín Almodóvar (que tampoco pertenece a la Academia) sin embargo sí presentó junto a la actriz Carmen Maura un premio. Almodóvar, productor de La vida secreta de las palabras, se llevó un Goya a casa aunque, horas antes, junto a Carmen Maura, había recordado a las películas, actores y directores que nunca consiguieron uno.
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