La Universidad de Elche conservará células y tejidos de fauna andaluza en grave peligro
La Consejería de Medio Ambiente ha firmado un convenio de colaboración con la Universidad Miguel Hernández de Elche, de Alicante, para crear el primer banco de células y tejidos vivos de la fauna amenazada de Andalucía. El proyecto cuenta con un presupuesto total de 328.000 euros, de los que la mitad serán aportados por la Junta de Andalucía.
Esta iniciativa permitirá crear una reserva genética de futuro, que podrá ser utilizada para "evitar la desaparición de especies en grave peligro de extinción", según informó ayer la Consejería de Medio Ambiente en un comunicado.
Con el banco de células de los animales se podrá obtener muestras del mayor número posible de individuos de cada especie, para facilitar el intercambio genético entre poblaciones pequeñas y aisladas, que han visto disminuidas sus poblaciones y su flujo genético en las últimas décadas. Según Medio Ambiente, éstas son las principales causas de la pérdida de variabilidad genética y el aumento de la consanguinidad en las especies.
El proyecto se centrará en el lince ibérico, el águila imperial, el alimoche y el quebrantahuesos, que son las especies que sufren un mayor grado de amenaza y que cuentan también con planes de conservación de sus hábitats o cría en cautividad. El riesgo, sin embargo, es cada vez mayor para la fauna silvestre, que sufre un aislamiento cada vez más elevado ante "los graves problemas económicos y sociales del último medio siglo", a juicio dela Administración autonómica.
Clonación futura
Además de trabajar con este banco de células y tejidos, los investigadores abordarán el procesamiento y crioconservación de células y tejidos procedentes de operaciones y de animales muertos, la localización de células madre en tejidos adultos o la incorporación de técnicas de transferencia nuclear para que, en caso de iniciarse la clonación en el futuro, puedan ser aplicadas para evitar que ninguna especie desaparezca.
La Universidad Miguel Hernández de Elche creó en 2003 el primer banco de tejidos y células de especies animales amenazadas en España, con el doble objetivo de investigar las especies y obtener ejemplares para evitar que la población se extinga definitivamente. Las muestras son conservadas a 196 grados centígrados bajo cero, en tanques de nitrógeno líquido.
La Junta señala que el "correcto" procesamiento de estas células y tejidos vivos generará una reserva de recursos biológicos que permitirá la preservación indefinida de la reserva, la conservación del patrimonio genético de los individuos que mueren o de los que pasan por centros de recuperación, además de configurarse como una medida de conservación ex situ "completamente inocua para los animales".
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