El programa Ramón y Cajal
Entre las cartas al director del día 14 de enero se encuentra una exposición de don Víctor Peralta acerca de los programas Ramón y Cajal e I3 que requiere alguna puntualización.
Al programa Ramón y Cajal, iniciado por el Gobierno anterior, se han acogido más de 2.400 investigadores, que están contratados por cinco años. En el primer año, 2001, se firmaron 774 contratos, de los cuales 453 siguen vigentes en la actualidad. Al iniciar el actual Gobierno su gestión, no existía ninguna medida específica para favorecer la inserción de dichos investigadores en nuestro sistema de I+D+i, una vez terminados sus contratos. Ya en 2004, y tras intensos contactos con la Asociación Nacional de Investigadores Ramón y Cajal, se definió un programa, el I3, que proporciona incentivos a los empleadores públicos que acojan de forma estable a investigadores que satisfagan requisitos muy bien definidos, sean o no beneficiarios de aquel programa. Como estos requisitos se ajustan bien al perfil de los investigadores Ramón y Cajal, el programa I3 constituye un firme apoyo a su colocación, sin por ello ser discriminatorio ante terceros de igual nivel. A dicho programa se han adherido por convenio todas las CC AA, menos la del País Vasco, y a través de ellas, todos los empleadores públicos que de ellas dependan. Varios organismos públicos de investigación, entre ellos el CSIC, también han firmado convenios similares que les benefician. En el caso del CSIC, se han incorporado 241 científicos titulares, de los cuales 193 tenían contratos Ramón y Cajal a través de este organismo.
Los primeros resultados de esta diligente y compleja actuación ya están siendo objeto de evaluación. No excluimos otras medidas de apoyo, y estamos trabajando codo a codo con la asociación. Es por ello por lo que, sin negar que la estabilización de investigadores en España es una prioridad, reivindicamos para el MEC el reconocimiento de que existe una política, activa, pactada y bien diseñada. Hablar de indolencia nos parece, pues, inadecuado. No entendemos tampoco que se pueda alegar desconocimiento de un programa tan difundido, por lo que estas actitudes sólo pueden deberse a una confusión fruto de un excesivo nerviosismo personal.
