Inevitable hagiografía

Un personaje como el de la madre Teresa de Calcuta tiene un interés social, moral y religioso tan incuestionable como, en cambio, dudoso cinematográficamente hablando, debido a la linealidad de su condición humana. El cine es contradicción. Los roles más atractivos suelen ser los que mutan, los que tienen aristas, los que no son un dechado de virtudes a prueba de mil dolores. Teresa de Calcuta, discreta miniserie de televisión de 180 minutos recortada hasta los escasos 100 para su estreno en las salas comerciales, adolece en primer lugar de la comentada anomalía. Una deficiencia que, además, no es la única.

Con una excesiva tendencia al misticismo musical y formal en la realización y un reduccionismo dramático que le lleva a unos cuantos apuntes generales sobre la situación social, política y religiosa de la India (sin entrar en el menor detalle), la película de Fabrizio Costa sólo mantiene cierto interés en el primer tercio, con las iniciales dudas de la Iglesia católica respecto del comportamiento y la labor (individualista) de la monja. Sin embargo, si en ocasiones ya es difícil no terminar construyendo una hagiografía sobre determinados personajes históricos, con el de Teresa de Calcuta es casi una obligación moral que esto sea así, lo que acaba desmoronando el valor cinematográfico de la obra.