La Francia clásica y moderna, en dibujos
La Fundación Mapfre presenta la colección del Museo de Arte e Historia de Ginebra
Los dibujos de Lorena, Watteau, Ingres, Delacroix, Corot, Daumier, Pisarro, Cézanne, Toulouse-Lautrec, Signac, Bonnard y Derain recorren el arte francés entre los siglos XVII y XX, forman parte de la colección del Museo de Arte e Historia de Ginebra y desde ayer están reunidos en la exposición Francia clásica y moderna. Dibujos, abierta en la sala de la Fundación Mapfre, de Madrid (avenida General Perón, 40, hasta el 20 de marzo).
"El dibujo es el gran enfermo de la museografía", afirmó Pablo Jiménez, director general del Instituto de Cultura de la Fundación Mapfre, al presentar esta colección de dibujos franceses del museo de Ginebra como una "ocasión excepcional", ya que tras su exposición al público las obras deben permanecer en absoluta oscuridad durante tres años como mínimo. Mapfre dedica una especial atención al dibujo, desde su propia colección, premios y estudios.
El director del Museo de Arte e Historia de Ginebra, Cäsar Menz, destacó la salida de los dibujos franceses de una colección creada hace siglo y medio con varios legados hasta formar unos 20.000 dibujos, que se depositaron en el museo, tras su creación en 1910, con un fondo de un millón de piezas, de bellas artes, artes aplicadas y arqueología. "El museo tiene esta colección de dibujos franceses porque desde Ginebra la capital del arte es París, donde se forman también los artistas y establecen relaciones".
La intención del museo de Ginebra es poner en valor su colección de dibujos, donde hay fondos, además de los franceses, de artistas italianos, nórdicos y rusos, según Hélène Meyer, conservadora jefe del gabinete de dibujos y comisaria de la exposición. "En 2004 se realizó un estudio en profundidad de los fondos de dibujos. Esta exposición, con la presencia de algunos inéditos, recoge una parte de esa investigación, en cuanto a la atribución de obras y el análisis de los esbozos preparatorios para grandes obras de algunos artistas. Esta colección refleja una visión coherente del arte francés entre los siglos XVII y XX". Llama la atención sobre la acuarela de Cézanne, que es portada del catálogo, y las obras de Ingres, Delacroix, Watteau y Signac.
María López Fernández, también comisaria, destaca esta reconstrucción del arte francés desde el siglo XVII hasta la modernidad, que en el montaje sigue un criterio cronológico y artístico. En los siglos XVII y XVIII se mueve Poussin y el clasicismo, la luz de los paisajes de Claudio de Lorena y los proyectos decorativos de la corte de Luis XIII, con el proyecto de Philippe de Champaigne para la cúpula de la iglesia de la Sorbona. Está la vida cotidiana de Boucher y los desnudos de Natoire, y el mundo galante reflejado por Watteau, Pater y Lancret, además de otras propuestas de Oudry, Lallemand, Boucher y Le Prince.
Las relaciones entre el clasicismo y la modernidad se definen en el XIX, con los dibujos de Ingres y Delacroix, que sitúan la línea y el color. De Ingres hay tres estudios relacionados con el cuadro El voto de Luis XIII, y en Delacroix sus esbozos intensos tienen numerosas anotaciones. En este siglo se consagra el dibujo en la prensa y la sátira política, como las piezas de Daumier, en una época que retratan Gavarni y Guys. El paso del impresionismo a la modernidad se ilustra con los retratos de Pisarro, los paisajes de Cézanne y varias obras de Paul Signac alejadas del puntillismo, junto a otras de Toulouse-Lautrec, Bonnard, Marquet y André Derain, que cierra el recorrido con un retrato de cabeza de mujer de 1920.
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