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Columna
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Lo misterioso femenino

Gentz del Valle es profesora de la Facultad de Bellas Artes de la Universidad del País Vasco (UPV). Nació en Lekeitio. En la galería bilbaína Vanguardia muestra una treintena de trabajos realizados en 2005. La ha titulado Iniciación, equivalente a los titubeantes pasos cimentados en torno a la construcción del yo, relacionado todo ello con la idea de lo femenino arquetípico, como contrapunto a lo masculino.

La materialidad de la idea se ha desarrollado en dos espacios. Un fondo oscuro como la noche y un primer plano a toda luz como el día. La atmósfera de los dos espacios está impregnada de naturaleza y siluetados cuerpos femeninos. Árboles, montañas y cielos se funden con los cuerpos o viceversa. De las extremidades de algunos cuerpos nacen ramas que se expanden a la manera de árboles humanos. Para manifestar esa interrelación espiritual Gentz del Valle se sirve de esculturas de bronce, más hilos, telas, lanas, vidrio, resina de poliéster, agua, ramas, plástico, velos, grafito, papel, témperas...

Pese a que nuestra mirada perciba ciertas impericias en los trazos de tal o cual figura, y en la modesta realización artesanal de algún objeto, puede más la entusiasta, delicada y hasta orgiástica atmósfera que vive en la propuesta, además -y de manera especialísima- del espíritu que anima a la autora a comunicarse con sus iguales. Sobre las dobles identidades que envuelven el todo, se alza ese afán comunicativo de la autora con sus iguales. Nadie como el poeta chino Li Po para ejemplificarlo de la siguiente manera: "Una noche me hallaba aspirando el aroma de las flores a orillas del Ken Lo y la brisa me trajo el sonido de una flauta distante. Para responderle, con una caña me fabriqué otra flauta y lancé su sonido a la estrellada noche. Desde entonces supieron las aves que existían dos seres desconocidos conversando en una lengua que ellas comprenden muy bien".

Ante la profusión hoy en día de artistas de ambos sexos que se presentan satisfechos hasta las heces de sus ridículas, cuando no enfermizas, egolatrías, es un placentero deleite escuchar la propuesta de Gentz del Valle, consistente en desposeerse del yo para hacerse mundo, completamente anónima. Viene a decirnos que no importa tanto el yo como la generalidad. Dada la propuesta expositiva, esa generalidad está implicada en un aroma que llamaríamos lo misterioso femenino. Su precedente recurrente está marcado por Lao-Tse, en el libro del Tao-Te-King. Es el primero y más rotundo de los axiomas en ese sentido. Dice así: "El espíritu del valle no muere / Es la hembra misteriosa / La puerta de lo misterioso femenino es la raíz del universo". Esto lo dijo el pensador chino en el siglo VI antes de Cristo. No parece mal aval para la artista de Lekeitio, no.

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