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Muere tras un rescate de cuatro horas

Un varón de 213 kilos se rompe la cadera y fallece al llegar al hospital

Luis Doncel

Un hombre de 43 años que pesaba 213 kilos y se había fracturado la cadera la pasada madrugada fue rescatado ayer por la mañana de su casa, en el barrio de Moratalaz, por los bomberos. La operación se prolongó durante cuatro horas. Jorge M. fue trasladado al hospital Gregorio Marañón. Al llegar, murió de una parada cardiorrespiratoria, según un portavoz de la Consejería de Sanidad.

Jorge M. había empezado a engordar tras la muerte de su madre hace algunos años, según relató una de sus vecinas. A los pocos meses falleció también su padre. Tiempo después, su hermano Daniel se fue a vivir con él al tercer piso del número 187 de la avenida de Moratalaz. Fue en esta misma vivienda de donde tuvo que ser rescatado.

Daniel afirma que su hermano "llevaba dos años esperando una operación de reducción de estómago que solucionara su problema de obesidad". El fallecido había sido ingresado seis veces en los últimos tres meses por problemas respiratorios, cardiovasculares y de circulación. "Daba 10 pasos como mucho y se asfixiaba. Cada cinco minutos se tenía que agarrar porque no se aguantaba al andar", describe Pilar Cruz, que vive en la misma planta que el fallecido. "Parecía un robot. Me contaba todo con mucho detalle, porque estaba muy solo", agrega. Hasta hace dos años, Jorge trabajaba en el Ayuntamiento como barrendero, pero "tuvo que dejarlo por su incapacidad", dijo la vecina."Mi hermano llevaba dos años esperando para ser operado". Ésa es la denuncia que realizó ayer por la tarde Daniel, el hermano de Jorge. Ambos compartían piso. Él más que nadie sentía su pérdida. En su lamento, Daniel explicó a este periódico el largo "calvario" sanitario de Jorge.

"El pasado jueves mi hermano estuvo en Urgencias del hospital Gregorio Marañón, a cuyas puertas ha fallecido hoy [por ayer]. Le mandó allí su médico de cabecera por todos los problemas que venía arrastrando", relata. Y añadió: "La doctora le dijo que por su situación debía permanecer ingresado y que por eso era conveniente ir al hospital. Pero allí sólo estuvo unas horas. Luego le dieron de alta y regresó a casa".

Daniel denuncia que las personas que padecen obesidad mórbida "están dejados de la mano de Dios". Esta enfermedad no computa dentro de las listas de espera de la Consejería de Sanidad.

Lo que Daniel no podía ni imaginarse es que a Jorge le quedaban pocas horas de vida. El viernes por la noche se marchó a trabajar como todos los días y dejó a su hermano sentado en un sofá frente al televisor. "Jorge estaba ya en un estado de deterioro tal que no podía ni tumbarse en la cama", cuenta emocionado. Cuando llegó a las ocho de la mañana, los 213 kilos de su cuerpo estaban tirados en el suelo. "Debió de quedarse dormido y caerse. Entonces, parece que se rompió la cadera. Calculo que debió de permanecer como unas dos horas en el suelo", detalla.

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En ese momento, Daniel alertó a los servicios de emergencias. Un médico acudió al domicilio de la víctima y comprobó su crítico estado. "A eso de las diez y media llegamos al lugar 20 bomberos y tres ambulancias", relata Enrique López, el jefe de guardia de bomberos que dirigió el operativo de rescate.

La evacuación

"Había dos problemas: el peso del hombre, que dificultaba su desplazamiento, y la rotura de la cadera", cuenta López. El plan inicial consistía en evacuarlo por la terraza, mediante una autoescalera de cinco metros. "Pero no lo veíamos del todo claro: había que pasar por el salón y de allí a la terraza, salvando la balaustrada", recuerda el bombero.

Entonces apareció el brazo articulado. Por sus prestaciones -mide 52 metros y puede cargar hasta 400 kilos- parecía el método más adecuado. Después de desmontar las puertas de la habitación y dejar libre el camino, seis bomberos levantaron a Jorge y lo recostaron en una camilla. Un calmante le había aliviado el dolor y estaba consciente. Una vecina aseguró que tenía los ojos abiertos. Daniel estaba a su lado.

"Lo sujetamos a la camilla y lo llevamos hasta la grúa. Luego lo izamos", cuenta López. En la calle, la Policía Municipal había cortado el tráfico. La grúa ocupaba los dos carriles de bajada de la avenida de Moratalaz.

En las aceras, alrededor de 70 personas aplaudían y gritaban: "¡Vivan los bomberos!". Mientras, sanitarios y bomberos se congratulaban por el trabajo realizado. El hermano de Jorge sonreía y felicitaba a los operarios. Habían pasado casi cuatro horas desde el inicio del aparatoso procedimiento.

"Este tipo de situaciones no abunda. Es la primera vez que me toca algo así en 22 años de servicio", detalla López. Y califica el reconocimiento de los vecinos como "gratificante e inesperado". Daniel también estaba satisfecho con el trabajo realizado.

Una vez en tierra, Jorge M. fue trasladado al hospital Gregorio Marañón. En el centro asistencial, los médicos intentaron bajarlo de la camilla, pero el hombre sufrió una parada cardiorrespiratoria. Fue llevado a la unidad de reanimación, pero los intentos por salvarle la vida resultaron inútiles.

Hoy se practicará una autopsia al cadáver de Jorge. Un juez será el que determine la causa de su muerte.

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Sobre la firma

Luis Doncel
Es jefe de sección de Internacional. Antes fue jefe de sección de Economía y corresponsal en Berlín y Bruselas. Desde 2007 ha cubierto la crisis inmobiliaria y del euro, el rescate a España y los efectos en Alemania de la crisis migratoria de 2015, además de eventos internacionales como tres elecciones alemanas o reuniones del FMI y el BCE.

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