El presidente iraní hace frente común con las milicias palestinas y libanesas en Siria
El Gobierno israelí acusa a Teherán y Damasco de haber organizado el atentado de Tel Aviv
La presión diplomática sobre Irán y Siria crece cada jornada. El ministro de Defensa israelí, Saul Mofaz, asegura disponer de pruebas de la implicación de ambos países en el atentado suicida perpetrado por un terrorista de Yihad Islámica el jueves en Tel Aviv. Pero Teherán y Damasco no se arredran. El presidente iraní, Mahmud Ahmadineyad, de visita en Siria, sostuvo ayer varias entrevistas con los líderes de las facciones armadas palestinas que combaten a Israel. También estuvo presente Hassan Nasrala, jefe del partido fundamentalista libanés Hezbolá. El objetivo, crear un frente común contra el Estado judío.
Sobre Irán pende la amenaza de las sanciones económicas por su decidido empuje al programa nuclear, que Israel pretende que sea abordado sin demora por el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas. Teherán ha comenzado a retirar sus reservas de divisas de los bancos radicados en países occidentales, temeroso de una eventual congelación de las cuentas corrientes. El régimen sirio, encabezado por Bachar el Asad, se halla aún más cerca de las sanciones. La ONU, según el informe del fiscal Detlev Mehlis, que renunció en diciembre a continuar con las investigaciones, está convencida de que Damasco ordenó el atentado que costó la vida al ex primer ministro libanés Rafik Hariri en febrero de 2005.
El Ejecutivo israelí, empeñado en lograr que el expediente iraní sea trasladado al Consejo de Seguridad, ha lanzado una ofensiva diplomática con el fin de persuadir a todos los países occidentales, Rusia y China de la imperiosa necesidad de detener las ambiciones atómicas persas y de imponer sanciones inmediatas. No se cansan de repetir que los planes nucleares de Ahmadineyad representan una "amenaza de desestabilización para el mundo entero" y que las negociaciones de Teherán con Francia, Reino Unido y Alemania para frenar esa iniciativa son ya inútiles. Respecto a Siria, Israel es menos beligerante. No le conviene un cambio de régimen del que sólo obtendría beneficios el movimiento fundamentalista de los Hermanos Musulmanes.
Mofaz echó ayer leña al fuego. "Disponemos de pruebas decisivas de que el ataque de Tel Aviv es resultado directo de las operaciones de la alianza del terror entre Irán y Siria. Irán aportó la financiación y el cuartel general de Yihad Islámica en Damasco dirigió las operaciones en Nablus y dio las instrucciones", afirmó el responsable israelí de Defensa en declaraciones recogidas ayer por los medios de comunicación israelíes. No aportó detalle alguno de las supuestas pruebas que, según Mofaz, nacido en Irán, fueron entregadas a Estados Unidos, la Unión Europea y Egipto. Desde Nablus partió el activista -único muerto en el atentado- que ejecutó el ataque en un puesto de bocadillos cercano a la estación de Tel Aviv.
Tácticas de distracción
Analistas y altos funcionarios israelíes señalan que Irán y Siria alientan los ataques y prestan apoyo a los movimientos palestinos en un intento de desviar la atención sobre el programa nuclear que impulsa abiertamente Ahmadineyad -según dice, para la generación de energía eléctrica- y sobre el creciente acoso occidental sobre Bachar el Asad. Todo apunta a que es una pretensión vana, aunque no parece que les importe demasiado a los mandatarios de ambos Estados que se les vincule con los grupos palestinos Yihad Islámica y Hamás, o con Hezbolá, el partido político libanés que consiguió expulsar en 2000 a las tropas israelíes del sur de Líbano, región en la que ejerce un dominio indiscutible sobre el terreno. Ahmadineyad se reunió ayer en Damasco con Hassan Nasrala, Jaled Meshal, Abdalá Ramadán Shalah, jefes máximos de Hezbolá, Hamás y Yihad Islámica, según confirmó a Reuters Maher al Taher, dirigente del Frente Popular para la Liberación de Palestina (FPLP). También estuvo presente en esta cumbre Ahmed Yibril, líder de una escisión más combativa del FPLP.
Al Taher comentó que el presidente iraní reiteró su "firme apoyo a la justa lucha" de las milicias palestinas "para resistir a la ocupación". Nada nuevo. Se ignoran, como es natural, detalles de ese cónclave. Pero sí se desprende que el cerco sobre los regímenes de Teherán y Damasco está surtiendo efecto. Taher únicamente subrayó: "Discutimos el tema de la presión sobre Siria, Irán y Líbano y confirmamos la necesidad de formar un frente común que reagrupe a todas las fuerzas que se oponen a las estrategias sionistas y estadounidenses en la región".
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