La globalización desde abajo

Boaventura de Sousa Santos, profesor en la Facultad de Economía y director del Centro de Estudios Sociales de la Universidad de Coimbra (Portugal) e impulsor del Foro Social Mundial desde su nacimiento en Porto Alegre (Brasil) en 2001, es un científico social que sabe articular coherentemente los análisis críticos de la globalización neoliberal con la teorización sobre una globalización contrahegemónica. Uno de sus objetivos más ambiciosos es la refundación de las ciencias sociales, pero no desde la instalación en seguridades seudocientíficas, sino desde la perplejidad, que constituye el mejor impulso de su trabajo teórico y analítico, y desde el malestar, la indignación y el inconformismo, que le sirven de fuente de inspiración para teorizar sobre el modo de superar tal estado de cosas.

De Sousa Santos renuncia a transitar por los caminos ya trillados de la sociología y del derecho, transgrede las convencionales fronteras metodológicas de las distintas disciplinas y abre nuevos caminos en la investigación y en la propia escritura, que se caracteriza por una envidiable creatividad literaria. Resultado: una nueva cultura política que nace de una nueva teoría crítica de la sociedad. Y todo de manera fragmentaria y a modo de sugerencia, no con la contundencia y arrogancia de las anteriores teorías críticas. Su nueva teoría de la historia se inspira en el comentario de Walter Benjamin al cuadro Angelus Novus, de Klee, sobre el "ángel de la historia", como símbolo de la acumulación de sufrimiento en la historia, que es una de las críticas más incisivas dirigidas a la filosofía moderna del "progreso".

En 2003 aparecía en España la obra Crítica de la razón indolente. Contra el desperdicio de la experiencia (Desclée de Brouwer, Bilbao). Ahora se publica un nuevo libro suyo en castellano: El milenio huérfano, que resume las reflexiones teóricas y epistemológicas de un amplio proyecto de investigación en seis países pertenecientes a diferentes continentes (Mozambique, Suráfrica, Brasil, Colombia, India y Portugal), cuyo principal objetivo es analizar tanto las posibilidades de llevar a cabo la alterglobalización desde abajo, es decir, desde los movimientos sociales y las organizaciones no gubernamentales, como sus límites.

En esta obra retoma la crítica a la razón indolente en sus diversas formas y elabora una original "sociología de las ausencias y sociología de las emergencias", donde estudia críticamente -iconoclastamente, mejor- las cinco monoculturas sobre las que se asienta de manera artificial la sociedad occidental: monocultura del saber, que cree que el único saber es el saber riguroso (epistemicidio); monocultura del progreso, del tiempo lineal, que entiende historia como dirección en sentido único: por delante va el mundo avanzado, desarrollado; lo demás es residual, obsoleto; monocultura de la naturalización de las jerarquías por razones de raza, etnia, clase social, género, que considera un fenómeno inscrito en la naturaleza, y por tanto, inmodificable; monocultura de lo universal como único válido, al margen del contexto; lo opuesto a lo universal es vernáculo, carece de validez; lo global tiene precedencia sobre lo local, y, finalmente, monocultura de la productividad, que define la realidad humana por el criterio del crecimiento económico como objetivo racional incuestionable; criterio que se aplica al trabajo humano, pero también a la naturaleza, convertida en objeto de explotación y depredación; quien no produce es un haragán, un vago.

De Sousa pone en cuestión cada una de estas cinco monoculturas, construcciones todas ellas de la modernidad occidental, y propone las correspondientes respuestas con brillantez argumental y sentido creativo: a) frente a la monocultura del saber científico, la ecología de los distintos saberes con el necesario diálogo y la ineludible confrontación entre ellos; b) frente a la lógica del tiempo lineal, que es una secularización de la escatología del judaísmo y del cristianismo, la ecología de las temporalidades, que valora positivamente las distintas temporalidades como formas de vivir la contemporaneidad, sin establecer jerarquías o juicios de valor sobre ellas; c) frente a la monocultura de la clasificación social, que intenta identificar diferencia con desigualdad, la ecología de los reconocimientos, que busca una nueva articulación entre ambas nociones dando lugar a "diferencias iguales"; d) frente a la monocultura de lo universal como único válido, la ecología de las trans-escalas, que valora lo local como tal, situándolo fuera de la globalización hegemónica; e) frente a la monocultura productivista de la ortodoxia capitalista, que prioriza los objetivos de la acumulación sobre los de la distribución, la ecología de las producciones y distribuciones sociales.