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CÁMARA OCULTA | NOTICIAS Y RODAJES
Columna
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Irse de la lengua

Si creemos que los premios hacen justicia, lo que hoy nos llega a las pantallas españolas son las dos mejores películas occidentales del año. La norteamericana Brokeback mountain (En terreno vedado), cuatro Globos de Oro, incluido el de mejor película, y Caché, cinco premios europeos, entre ellos también el de mejor película. A la excelente Brokeback mountain aún le queda la prueba del Oscar, lo que no le ocurrirá a la inquietante Caché, cuya candidatura ha sido rechazada por estar hablada en francés, algo que no permiten las rígidas normas de la Academia: al tratarse de una producción básicamente alemana, y siendo austriaco Michael Haneke, su director, exigen que estuviera rodada en alemán.

Sin sentidos burocráticos. Caché se desarrolla en Francia y lógico es que se hable en francés. ¿Por qué se acepta, sin embargo, que en Múnich, el osado alegato de Spielberg contra la violencia institucionalizada en Israel y Palestina, todos sus personajes hablen sorprendentemente en inglés, como igualmente sucede en el bonito melodrama Memorias de una geisha, aún siendo chinos todos ellos?

Afortunadamente, en los premios Goya, que nos llegarán la próxima semana, no hay esos tiquismiquis. Hace un par de años Nicole Kidman estuvo nominada como mejor actriz de cine español por su trabajo en Los otros, lo que no dejó de inquietar a muchos, y este año una de las grandes candidatas, La vida secreta de las palabras, de Isabel Coixet, está hablada en inglés. Y le acaban de dar el Premio Sant Jordi, decidido por 31 críticos catalanes.

La ceremonia de los Globos de Oro fue brillante por el número de estrellas que entregaron las estatuillas, pero lamentable a la hora de los discursitos de agradecimiento. ¿Por qué se empeñarán los ganadores en decir bobaditas? Sorprende que las gentes que hacen las películas que admiramos se comporten de forma tan simple en esos momentos.

Es de temer que en los Goya vuelva a ocurrir lo mismo. Hubo un tiempo en el Festival de Cannes en que estuvieron prohibidos los discursos al recibirse los premios (norma que se saltó Paco Rabal diciendo "Milana bonita" cuando le premiaron junto a Landa por Los santos inocentes). Y a Almodóvar le sacaron a rastras del escenario cuando su primer Oscar. Deberían hacer algo más. Tanta alharaca por motivo de las lenguas en que hablan las películas, y tan poco cuidado con lo que se dice con ellas.

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