Barcelona y Madrid imponen miles de multas por incumplir sus respectivas normativas de convivencia
Barcelona, decía Cervantes, "archivo de cortesía". Es posible que así sea y apenas salga de los archivos. Por eso el gobierno municipal ha tenido que aprobar a toda prisa una ordenanza que acabe con comportamientos tan poco corteses como hacer las necesidades en la calle, montar chiringuitos de apuestas en la vía pública, vender de todo sin licencia y llenar las aceras y calzadas de cualquier tipo de porquería.
La ordenanza entrará en vigor a finales de mes. De momento, el Ayuntamiento ha aplicado un "plan de choque" en el centro de la ciudad durante cuatro meses, que ha costado nueve millones de euros y que se ha saldado con miles de sanciones por diversas causas. Exactamente, 1.454 por hacer las necesidades en la vía pública.
Pero que nadie se apure: el municipio sólo consigue cobrar el 20% porque, explicó ayer el concejal Jordi Hereu, la Guardia Urbana no tiene potestad para identificar a los denunciados. La tendrá, eso sí, cuando entre en vigor la nueva ordenanza. De momento, barra libre.
La policía local barcelonesa se hizo, de septiembre a final de año, con 45.406 latas de bebidas que iba a ser vendidas por personas sin licencia. Todas ellas, aseguró Hereu, fueron destruidas. Puso por la venta ambulante y sin permiso de bebida y comida hasta 2.962 multas y por vender otros elementos no comestibles, 6.136 sanciones. Gracias, todo ello, al plan de choque. El mismo periodo de 2004 se saldó con datos muy diferentes: 1.420 denuncias por los mismos motivos.
Uno de los comportamientos que más protestas había provocado, sobre todo durante el verano, era el de las personas que hacían sus necesidades biológicas en la vía pública. La Guardia Urbana ha perseguido estas actitudes y ha impuesto 1.454 denuncias por ello. En el año 2004, en los mismos cuatro meses, sólo hubo 245 denuncias.
Perseguir a los limpiacristales
Los limpiacristales de los semáforos de Barcelona se llevaron 434 denuncias. Uno de los pocos casos en los que la cifra de 2005 es inferior a la de 12 meses anteriores, cuando se impusieron 1.752 multas por la misma actividad. Se debe, sobre todo, a que esta actividad ya había empezado a ser perseguida y, en este caso, con ayuda de otras policías para identificar a los autores que, en no pocos casos, eran extranjeros sin papeles.
El consumo de bebidas en la calle también ha sido objeto de persecución: 3.700 personas fueron denunciadas por ello, junto a otras 649 que consumían otro tipo de drogas, también en la vías públicas. Y 75 individuos más fueron multados por acampar en espacios públicos de la ciudad. Una actividad, ésta, que practican no pocos turistas, sobre todo en los meses de verano.
Por su parte, el Ayuntamiento de Madrid, en aplicación de la Ley Regional de Drogodependencias (conocida como ley antibotellón), impuso en 2003 un total de 10.385 multas, mientras que en 2005 el número de sanciones se había elevado a 24.513. El Ayuntamiento atribuye esa subida a que la Policía Municipal se ha volcado en garantizar el cumplimiento de la ley.
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