Alarma
Madrid. Avenida de los Hermanos García Noblejas. 14.45 del día 26 de diciembre del año 2005: un coche de Policía Municipal con matrícula 8183 BSF circula con normalidad (es decir, sin urgencia) con una velocidad de 80 kilómetros a la hora cuando, como todos los conductores sabemos, la velocidad máxima permitida en ciudad es de 50 kilómetros a la hora.
Esto no causa alarma entre los demás conductores, que, sin ningún pudor, se permiten el lujo de ir a la misma velocidad que los agentes que velan por la circulación de nuestra ciudad.
Cualquier otro observador puede presenciar multitud de casos similares en todas las ciudades españolas.
Y, mientras tanto, según informaciones de prensa del 10 de enero de 2006, la quinta parte de las muertes ocurridas en las navidades se debe a atropellos a peatones en las ciudades.
¿No tendrá que ver esta indulgencia hacia la contemplación de la velocidad máxima en nuestras ciudades con el aumento de atropellos?
¿No debería actuar la Policía Municipal de la misma forma que la Guardia Civil en las carreteras como un elemento pedagógico y disuasorio para los conductores de nuestras ciudad.
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