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Netanyahu fuerza la dimisión de los ministros del Likud

Los políticos israelíes se lanzan de lleno a la campaña electoral

Tras una semana de respetuosa calma provocada por la hospitalización del primer ministro Ariel Sharon, los políticos israelíes se han lanzado de lleno a la campaña electoral. El líder del conservador Likud, Benjamín Netanyahu, forzó ayer a tres ministros de su partido que aún permanecen en el Gobierno a presentar la renuncia, que se hará efectiva en los próximos días. Accedieron a regañadientes.

Y el cuarto, Silvan Shalom, titular de Exteriores, dimitirá hoy tras negarse a hacerlo ayer. Sus discrepancias con Netanyahu, con el que compitió en las primarias del partido en diciembre, son profundas.

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Los más de 3.000 miembros del Comité Central del derechista y nacionalista Likud, una formación hundida en las encuestas y que da palos de ciego desde que Sharon la abandonara en noviembre pasado, elegían ayer en Tel Aviv su lista electoral para las legislativas del 28 de marzo. También lo hicieron dos partidos de extrema derecha y el liberal y laico Shinui. La actividad política israelí vuelve a su cauce habitual, siempre agresivo.

Netanyahu pretende ejercer un control absoluto sobre la campaña, y el ultimátum lanzado para obligar a sus ministros a dimitir sentó a cuerno quemado. El movimiento sorprendió a los cuatro dimisionarios, que no fueron consultados. El responsable de Sanidad, Danny Naveh, no se anduvo por las ramas. "La suerte está echada y respeto su decisión. Tengo dudas sobre su liderazgo, pero no las haré públicas para no dañar al Likud", aseguró. Alon Roi, asesor del jefe de la diplomacia israelí, fue también contundente. "No hay necesidad de que la gente reciba una llamada por la noche mientras se prepara para las elecciones del día siguiente", dijo en referencia a la exigencia de Netanyahu, planteada el miércoles por la noche.

El halcón Netanyahu, que dirigió el año pasado una revuelta en el interior del Likud contra Sharon por la decisión de éste de evacuar la franja de Gaza de colonos judíos, no desea que arranque la campaña electoral, que promete ser cruel, con ministros de su partido en el Gobierno. Tienen que atacar con dureza a Kadima, el partido escindido del Likud fundado por Sharon y que ahora encabeza el primer ministro en funciones, Ehud Olmert, al que Netanyahu detesta. Y eso no puede hacerse con candidatos del Likud al frente de un ministerio. Shalom, por el contrario, pretendía continuar en el Ejecutivo para hacer campaña desde una posición de liderazgo. Tras las dimisiones, sólo permanecerán en el Gobierno de Olmert seis ministros, todos ellos de Kadima. Por otra parte, ayer trascendió que el hospital en el que se halla internado Sharon ocultó una enfermedad cerebral del paciente, descubierta tras su primer infarto en diciembre, por motivos políticos.

Mientras, se produjeron varios episodios de violencia. Hombres armados dispararon contra la vivienda del ministro del Interior, Nasser Yussuf, y contra la oficina del primer ministro, Ahmed Qurei, en Ramala. Además, el Ejército israelí rodeó una casa en la que se escondían tres activistas. Uno de ellos se entregó, el segundo hizo estallar la carga explosiva que portaba y un tercero murió por disparos israelíes. En otro enfrentamiento pereció a tiros otro palestino.

Bejamín Netanyahu, en primer término, antes de votar en las elecciones primarias del Likud ayer en Tel Aviv.
Bejamín Netanyahu, en primer término, antes de votar en las elecciones primarias del Likud ayer en Tel Aviv.REUTERS

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