El tercer viaje en nueve siglos

Por segunda vez en nueve siglos, el Retablo de Aralar, una pieza excepcional de la orfebrería medieval, abandonó ayer voluntariamente su ubicación en el santuario navarro de San Miguel. La pieza fue trasladada al Baluarte de Pamplona, donde será exhibida dentro de una magna exposición sobre el rey Sancho III el Mayor. Para ser más exactos, los esmaltes, fabricados a finales del siglo XII, han salido del santuario en tres ocasiones, si bien la vez anterior lo hicieron por razones bien distintas: fueron robados en octubre de 1979 por la banda de Eric el Belga.

La mayoría de las piezas esmaltadas pudieron ser localizadas entre 1981 y 1986 en ciudades como París, Roma, Gante o Montpellier. Aunque nunca se encontraron algunos de los medallones y piedras preciosas sustraídos, el conjunto fue restaurado y devuelto en mayo de 1991 al altar de San Miguel, en el término municipal de Uharte Arakil, lugar donde el Arzobispado de Pamplona decidió instalarlo tras recibirlo como donación real.

Los esmaltes fueron robados en 1979 y recuperados en su mayoría años después

Antes del robo, los 37 esmaltes sólo habían salido de Aralar en una ocasión, en 1765, para ser restaurados. Todas las demás peticiones de cesión temporal habían sido rechazadas hasta hoy. No se aceptó que viajaran al pabellón de Navarra en la Exposición Universal de Sevilla de 1929 ni que en 1961 fuesen expuestos en Santiago de Compostela.

Si el robo del famoso ladrón de arte levantó una consternación sin precedentes entre los miles de devotos que visitan la hospedería y el santuario de San Miguel cada año, el traslado del retablo ha vuelto a producir ahora un profundo disgusto.

El capellán del santuario, Mikel Larrambebere, no ocultaba ayer su preocupación. Los operarios extrajeron de su urna de seguridad la pieza, que está adherida a una base de madera de haya y roble, después de que partes de la madera recibieran un tratamiento contra unos inoportunos hongos. "La salida del retablo ha causado hondo malestar", reconoció el joven sacerdote.

En una hora de trabajo, el retablo ya estaba introducido en un camión isotermo de una empresa especializada de Madrid, en el que viajó a Pamplona dentro de una caja de aislamiento con amortiguación especial y condiciones estables de humedad y temperatura. La Policía Foral custodió el traslado.

La exposición Sancho el Mayor y sus herederos, fruto de un acuerdo entre la Diócesis de Pamplona y el Gobierno navarro, mostrará del 25 de enero al 30 de abril obras de arte de museos como el Ermitage de San Petersburgo o la Biblioteca Nacional de Francia, junto a valiosas tallas marianas o los marfiles de San Millán de la Cogolla. El Gobierno foral ha asegurado el traslado y conservación del retablo en 6,6 millones de euros.

José María Uztárroz, presidente de la Cofradía de San Miguel, formada por 1.800 personas y opuesta al traslado, mostró su inquietud por la posibilidad de que la obra de arte sea objeto de sucesivas cesiones que vacíen de contenido el santuario.