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Reportaje:

Se acabaron los años del dinero fácil

La economía internacional se enfrenta en 2006 a la prueba de seguir creciendo con tipos de interés más altos

Éste es el año en el que las grandes economías del mundo tendrán que aprender a vivir sin dinero fácil. La Reserva Federal ya ha endurecido considerablemente la política monetaria en Estados Unidos (ahora los tipos están en el 4%). El Banco Central Europeo (BCE) subió los tipos de interés el mes pasado por primera vez desde 2000 (hasta el 2,25%) y seguramente va a volver a hacerlo.

Y después de casi cinco años de interés cero, el Banco de Japón tiene previsto, aunque con cautela, comenzar una política más estricta, no necesariamente mediante la subida de tipos, sino disminuyendo sus compras de bonos del Tesoro a otros bancos japoneses, que representan la infusión de yenes en el mercado.

Los políticos europeos coinciden en que las economías de la zona son aún muy frágiles
El BCE, la Reserva Federal y el Banco de Japón se preparan para endurecer sus políticas

Estas medidas tendrán consecuencias trascendentales para la economía mundial y los mercados financieros. La actividad económica en EE UU, Europa y Asia se ha visto impulsada desde 2001 por la facilidad de crédito, después de que el derrumbe de las acciones tecnológicas provocara la relajación de la política monetaria. Eliminar este estímulo sin asfixiar el crecimiento en Europa y Japón ni disminuir el impulso del mercado de la vivienda en EE UU va a ser una tarea enormemente difícil, por no decir arriesgada.

"Es un trabajo muy delicado", dice Thomas Mayer, economista jefe para Europa en el Deutsche Bank. "La economía mundial se ha apoyado en una gran liquidez. La pregunta es: ¿cómo se prescinde de esa liquidez sin que todo se venga abajo?". Con cuidado, podrían responder los responsables de los bancos centrales en Washington, Francfort y Tokio.

Ninguno de los tres bancos centrales está realizando una política agresiva, y dos de ellos, el BCE y el Banco de Japón, parecen dispuestos a revisar sus planes si las condiciones económicas se deteriorasen de pronto. Aunque la Reserva Federal conserva un margen para nuevos aumentos de los tipos, la opinión es que se aproxima al final de su ciclo, después de haber subido el tipo al 4,25% en 13 incrementos de cuartos de punto consecutivos.

La buena noticia, dicen los analistas, es que el mundo ha entrado en 2006 con un impulso notable. Alimentada por el rápido crecimiento de Asia y un EE UU aún vibrante, la economía mundial crecerá un 4,5% este año, según el Deutsche Bank. Dicha cifra es aproximadamente igual que la de 2005.

Aunque es posible que los precios de la vivienda en EE UU hayan alcanzado ya su tope, la economía sigue siendo fuerte y el gasto de los consumidores se verá seguramente estimulado gracias a una bajada del precio del crudo. El Deutsche Bank prevé que la economía estadounidense crezca en 2006 un 3,9 %, algo más que en 2005. Asimismo, es probable que se acelere el crecimiento en Asia, gracias a Japón y China.

La economía china crecerá casi un 9% en 2006, muy poco menos que el año pasado, según la previsión del Banco Asiático de Desarrollo. Incluso Europa, que el año pasado no cumplió las expectativas, tiene posibilidades de animarse en 2006, gracias a la fuerte demanda de sus exportaciones y a las señales de que los consumidores alemanes, largo tiempo dormidos, están despertándose.

Este panorama tan optimista no carece de salvedades. Una brusca caída del sector inmobiliario en EE UU, en vez del relajamiento gradual que se prevé, complicaría el gasto de consumo. Esto, a su vez, tendría efectos negativos para Europa y China, que vende el 40% de sus exportaciones al voraz mercado estadounidense. Una desaceleración de China, que depende de las exportaciones, también tendría repercusiones.

"Desde hace tres años tenemos un mundo de dos motores: el fabricante chino y el consumidor estadounidense", explica Stephen Roach, economista jefe de Morgan Stanley. "Ambos motores van a perder fuerza. Lo debatible será si se corre el riesgo de quedarse parado".

No es que Roach, famoso por su pesimismo, profetice verdaderamente esa catástrofe. Pero sí dice que existen riesgos. Si las exportaciones chinas siguen creciendo, Pekín afrontará cada vez más presiones de EE UU y otros para revalorizar su moneda, el yuan; una medida que podría empezar a reorientar su economía desde las exportaciones hacia su inmenso mercado interior. "Todo el mundo sigue pensando en China como un caso de crecimiento perpetuo", dice, "pero en 2006 habrá razones para dudarlo". Una nueva debilidad del dólar, que Roach prevé para este año, presionaría a los consumidores estadounidenses.

En cualquier caso, la desigual relación comercial entre China y EE UU será probablemente el factor decisivo que influya en el dólar. La resistencia del dólar fue una de las grandes sorpresas del año pasado. En 2004 sufrió una gran caída frente al euro, el yen y otras divisas, y tanto Roach como otros expertos esperaban que siguiera cayendo en 2005. Al fin y al cabo, EE UU tiene un déficit en su cuenta corriente de casi 200.000 millones de dólares, algo que, a juicio de la mayoría de los expertos, es insostenible.

Sin embargo, el dólar se rehízo, en parte impulsado por la diferencia creciente entre los tipos de interés de EE UU, Europa y Japón. Además, el euro se debilitó por el anémico comportamiento económico europeo.

Ahora que Europa y Japón están reviviendo, y que parece que la Reserva Federal se acerca al final de su ciclo de restricciones, los analistas predicen que el dólar reanudará su trayectoria descendente frente al euro y el yen. "Los inversores volverán a tener en cuenta este riesgo", dice Michael Schubert, analista de divisas de Commerzbank. Schubert predice que el euro se cambiará a 1,28 dólares al final del año; en la actualidad está en 1,21 dólares.

Repetir el comportamiento de 2005 sería especialmente difícil para Alemania. El índice de valores DAX, que incluye a grandes como Volkswagen y Siemens, subió más del 30%, una agilidad que contrasta con la aletargada economía del país. A pesar de que el euro tenía aún bastante fuerza, Alemania demostró en 2005 que podía conservar su título de primer exportador mundial de productos manufacturados. "El éxito del sector exportador de Alemania ha sido extraordinario y creo muy probable que continúe", dice Michael Heise, economista jefe en el Dresdner Bank y de Allianz.

Lo importante es saber si una política monetaria más estricta va a estrangular a Europa. A pesar de algunos motivos de esperanza, la demanda de consumo en Alemania sigue débil. Italia ha estado al borde de la recesión y Francia sufre el lastre del alto índice de paro, al que algunos responsabilizan de los últimos disturbios urbanos.

Los políticos europeos han protestado enérgicamente contra el reciente cambio de política del Banco Central porque, en su opinión, las economías del continente son aún demasiado frágiles. Una política monetaria más estricta en tres continentes podría ayudar a controlar el precio del crudo este año. "La carrera de los precios del petróleo fue, entre otras cosas, un reflejo de que había mucho estímulo monetario en el mercado", dice Mayer. "Si se eliminara una parte del mercado, los precios del crudo podrían desinflarse".

Traducción de María Luisa Rodríguez Tapia.

Jean-Claude Trichet, presidente del Banco Central Europeo.
Jean-Claude Trichet, presidente del Banco Central Europeo.AP
Ben Bernanke, presidente de la Reserva Federal.
Ben Bernanke, presidente de la Reserva Federal.BLOOMBERG

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