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Reportaje:

Internet caló

La Consejería de Empresa y Universidad y la Politécnica abren dos aulas de informática para personas de etnia gitana

Ignacio Zafra

"En el estudio ando siempre delante de uno, pero nunca le he metido mano", decía ayer Juan Castellón, de 27 años, arreglista de profesión, en el bar Teruel del barrio de Benicalap, en Valencia. "Lo más que he hecho es buscar alguna película en el programa ese, el eMule. Pero escribir el título y poco más...".

Castellón escuchaba media hora antes al consejero de Empresa, Universidad y Ciencia, Justo Nieto, y al rector de la Universidad Politécnica, Juan Juliá, desde detrás de su ordenador. Era el acto de inauguración de una de las dos aulas de informática para personas de etnia gitana que ambas instituciones han promovido en el barrio.

En el aula a la que se ha apuntado Juan Castellón, en la calle de la Azucena, las 16 sillas estaban ocupadas por jóvenes, la mayoría mujeres. En el otro local, la media de edad rondaba los 40 años y las 12 asistentes eran mujeres.

El proyecto de Benicalap pretende inicialmente formar a los alumnos en programas de ofimática y enseñarles a navegar por Internet. Más adelante se extenderá a otras ciudades valencianas y se impartirán también cursos de "gestión empresarial y comercial", aseguró Nieto. La consejería destinará unos 200.000 euros a la iniciativa. La universidad ha diseñado los programas docentes; aporta a los profesores -alumnos en último año de carrera o recién graduados- y pondrá a su servicio la experiencia del Programa Ideas, dedicado a la creación y el desarrollo de empresas.

El primer local inaugurado, situado en la calle de Salvador Tuset, tiene unos 50 metros cuadrados y comunica con otro bajo, en el que hay un taller de formación textil repleto de máquinas de coser. Las alumnas escucharon las palabras del consejero y del rector, y después abandonaron rápidamente las mesas, porque el curso no empieza hasta dentro de dos semanas.

El de la calle de la Azucena, en cambio, resultó más difícil de desalojar; en cuanto acabaron los discursos, las chavalas entraron en Internet. Amparo Escudero, de 17 años, abrió una página dedicada a Luis Miguel. A su lado, Sandra, de 19, y Marta, de 18, buscaban fotografías en otra, llamada Adictos a Luis Miguel. ¿Tanto éxito tiene el cantante puertorriqueño? "No, pero es que no sabemos abrir otra cosa", respondía Amparo Escudero. Una vez instruidas en el manejo de un buscador, escribieron en él el nombre de Ricky Martin y el de Farruquito.

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El consejero afirmó que con el acto de ayer la Universidad Politécnica -que gobernó durante 19 años- ha abierto las puertas al colectivo gitano, al que describió como "emprendedor". Los conocimientos informáticos, añadió, les permitirá modernizar sus negocios. Después se declaró gran aficionado al flamenco y preguntó: "¿Qué cante le daríamos a este acto? ¿Bulería? No, bulería no, porque siempre lleva una doble intención." "¿Soleá?". Tampoco. "Demasiado solemne". Nieto continúo encadenando cantes, para sorpresa de las alumnas de la calle de Salvador Tuset, hasta llegar a las marianas. "Esas aquí no las conocemos", dijo alguien, y él se arrancó: "Yo vengo de Hungría, yo vengo de Hungría...".

Juan Castellón, que toca el piano, la guitarra y "casi todos" los instrumentos, también hace flamenco -"flamenco fusión, con un poco de jazz, blues, lo que piden, vamos"- "aquí y allá", y ayer confiaba en que lo de la informática le ayude a trabajar más.

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Sobre la firma

Ignacio Zafra
Es redactor de la sección de Sociedad del diario EL PAÍS y está especializado en temas de política educativa. Ha desarrollado su carrera en EL PAÍS. Es licenciado en Derecho por la Universidad de Valencia y Máster de periodismo por la Universidad Autónoma de Madrid y EL PAÍS.

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