Buteflika se da un baño de multitudes a su regreso a Argelia
El presidente trata de acallar las especulaciones sobre su salud tras cinco semanas de ausencia
Abdelaziz Buteflika, el presidente argelino, besó durante un largo momento la bandera de su país en el aeropuerto Huari Bumedian de Argel, donde regresó el sábado tras cinco semanas de ausencia a causa de una enfermedad que suscitó todo tipo de especulaciones sobre su salud y su capacidad de seguir ejerciendo la jefatura del Estado. La comitiva presidencial se adentró después en la capital, que le brindó un recibimiento apoteósico para demostrar así su popularidad y, de paso, su buena forma física. En varias ocasiones se apeó de su vehículo oficial para darse un baño de muchedumbres retransmitido en directo por la televisión argelina.
Buteflika, de 68 años, fue operado de urgencia el 26 de noviembre en el hospital militar francés de Val de Grâce de una úlcera hemorrágica, pero la escasa información facilitada sobre su evolución desató los rumores hasta que, el 17 de diciembre, la televisión argelina ofreció las primeras imágenes del presidente acompañado por su médico de cabecera.
"¡Es un gran día para Argelia!", "¡Viva el presidente!", coreaba la multitud agolpada en las aceras a lo largo del trayecto entre el aeropuerto y el palacio presidencial de El Mouradia. Buteflika, que enarbolaba una sonrisa, quiso saludar de cerca a sus partidarios y en varias ocasiones se bajó del automóvil presidencial para darles la mano derecha mientras colocaba la izquierda sobre el corazón para expresar así cuánto les quería.
En la plaza de la Concordia, rebautizada con ese nombre para ilustrar la política de reconciliación llevada a cabo por Buteflika, el entusiasmo popular alcanzó su paroxismo, el servicio de orden quedó desbordado y el cortejo presidencial estuvo bloqueado unos momentos antes de que la policía lograse despejar la calzada.
Ninguna espontaneidad
La manifestación de alegría popular del sábado no fue espontánea. Estuvo cuidadosamente preparada por las autoridades gubernamentales y municipales. A lo largo del itinerario presidencial algunas fachadas habían sido pintadas; las aceras, arregladas; el asfalto, reparado, y en los surtidores de la fuente de la plaza de la Concordia manaba de nuevo el agua tras meses de sequía.
Centenares de autobuses transportaron durante el viernes a miles de ciudadanos de remotas provincias hasta Argel. El sábado de madrugada, el tráfico estuvo colapsado en algunas entradas a la capital. A los manifestantes las autoridades les proporcionaron, para que las exhibieran en las calles, pancartas de bienvenida e incluso viejos carteles electorales de la campaña presidencial de 2004.
Nada más llegar, Buteflika firmó los presupuestos para 2006 y, pese a su afición por los discursos, se conformó, esta vez, con enviar un mensaje al pueblo argelino a través de la agencia oficial de prensa. "Mi salud se ha recuperado y recobro ahora todas mis capacidades para seguir con el desarrollo del programa que me habéis encargado y que consiste, en primer lugar, en garantizar la seguridad del ciudadano y el bienestar de nuestro pueblo".
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.