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Un atentado suicida palestino pone en peligro la prórroga de la tregua con Israel

El alto el fuego declarado por los grupos integristas concluye oficialmente mañana

El envío de un suicida a Israel fue la respuesta que Yihad Islámica dio ayer al presidente palestino, Mahmud Abbas, que ha exigido a las facciones armadas una prórroga del alto el fuego, que acaba oficialmente mañana. El atentado y la tensión en el norte de la franja de Gaza -convertida en una zona fantasmal donde actúan los milicianos palestinos y la artillería israelí- no dan esperanzas a la reanudación de las negociaciones de paz entre las dos partes, más pendientes de sus horizontes electorales. En el ataque murieron un soldado israelí y dos palestinos, además del suicida.

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Los servicios secretos internos israelíes (Shin Beit) alertaron al Ejército de que un terrorista palestino saldría ayer de Tulkarem con la intención de explotarse en una ciudad israelí. Como medida preventiva, se instaló un control militar cerca de la aldea cisjordana de Yabara. A media mañana, el oficial israelí Uri Binamo, de 21 años, vio como un palestino salía de un taxi y se acercaba a los soldados. Al ordenarle que se desabrochara su abultado abrigo, el palestino apretó el cinturón que portaba 10 kilos de explosivos, provocando su muerte, la de Binamo y la de otros dos palestinos.

Aharon Jaliva, oficial de Tulkarem, elogió la labor de su soldado: "Con su vida ha evitado una matanza en una ciudad que era el destino original del terrorista". Según el Shin Beit, el objetivo de Yihad eran las localidades de Natania o Tel Aviv, "dado que estos días, organizan, como en el resto del país, fiestas callejeras y multitudinarias para celebrar la Hanuka (Fiesta de las Luces, una festividad judía)". Las tropas israelíes han intensificado el bloqueo militar alrededor de Tulkarem y Kalkilia.

El portavoz palestino, Nabil Abu Rudeina, condenó el atentado y lo consideró "un ataque contra los intereses nacionales palestinos. Es una acción estúpida que servirá de pretexto para las agresiones israelíes". Abbas pidió ayer, de nuevo y sin éxito, a todos los grupos palestinos que renueven la tregua. Medios oficiales palestinos e israelíes son pesimistas al respecto.

Pero mientras se intenta coser una nueva tregua, israelíes y palestinos no respetan la vigente en la llamada área de exclusión, en el norte de la franja de Gaza. Ayer, la artillería israelí continuó con sus ataques en el marco de la operación Cielos Azules, iniciada para evitar el lanzamiento palestino de cohetes Kassam.

Los cañones israelíes consiguen, por el momento, ahuyentar a los milicianos armados, pero también provocan irritación y ansiedad entre la población local. "Somos los principales perjudicados de esta situación. Por un lado, los grupos palestinos lanzan cohetes que no sirven para nada y por otro, somos castigados por el Ejército israelí. Estamos hartos", decía ayer en conversación telefónica un habitante de la vecina aldea palestina de Bet Lahia.

Por otra parte, ayer continuaban las gestiones para liberar a los tres británicos, secuestrados anteayer por un comando palestino en la terminal fronteriza de Rafah. Desde inicios del 2005, se han producido 36 secuestros en Gaza.

Mientras, el ex presidente de EE UU Jimmy Carter ha enviado una carta al primer ministro Ariel Sharon pidiéndole que permita a los habitantes de Jerusalén este votar en los comicios palestinos. "Si el Gobierno israelí no permite votar a los palestinos de Jerusalén este, las elecciones sufrirían un duro golpe de credibilidad y debilitaría aún más la posición de su interlocutor (Abbas) en las negociaciones de paz", reza la misiva.

Soldados israelíes trasladan el cádaver del oficial muerto ayer en el ataque suicida cerca de Yabara, en Cisjordania.
Soldados israelíes trasladan el cádaver del oficial muerto ayer en el ataque suicida cerca de Yabara, en Cisjordania.REUTERS

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