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Una votación sin sobresaltos después de cinco años de líos e incertidumbre

Los presupuestos para 2006 pasarán a la historia como los primeros sin sobresaltos, después de un lustro en el que los debates de las cuentas públicas ponían fin al año con toda clase de líos parlamentarios. La única sombra que esta vez añadió incertidumbre al resultado fue el aviso de temporal de nieve que podía dejar tirados en la carretera a algunos diputados durante su traslado a Vitoria. Varios de ellos durmieron en la capital alavesa para no correr riesgos.

En 1998, el PSE abandonó el Gobierno vasco y en octubre hubo elecciones, de las que salió el primer Gabinete de Ibarretxe. El lehendakari apuró 1999 con las cuentas prorrogadas.

Para 2000, el Gobierno formado por PNV y EA, tras el Pacto de Lizarra, y en plena tregua de ETA, acordó las cuentas con la extinta Euskal Herritarrok. En febrero de ese año, rota ya la tregua, ETA asesinó al secretario general de los socialistas alaveses, Fernando Buesa

. En 2001, en medio de una gran crispación se celebraron las elecciones vascas, de las que salió el primer Gobierno tripartito, PNV, EA y EB. Se prorrogaron por segunda vez las cuentas de 2000.

El proyecto de presupuesto para 2002 llegó al Parlamento en medio de un clima político de enfrentamiento total. Fue aprobado parcialmente gracias a polémicos cambios en la interpretación del reglamento auspiciados por el presidente de la Cámara, Juan María Atutxa, y al voto caprichoso de EH a favor de algunas secciones. Estas cuentas fueron declaradas nulas un año después por el Tribunal Constitucional.

Cuando Ibarretxe atravesaba las mayores dificultades presupuestarias, la ausencia por retraso en llegar a Vitoria del portavoz del PP, Jaime Mayor Oreja, y la inasistencia de Arnaldo Otegi, permitió al Gobierno aprobar las cuentas para 2003.

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Las de 2004 fueron prorrogadas, y las de 2005 volvieron a la senda del escándalo. La parlamentaria socialista Irene Novales no acertó con la tarjeta de voto electrónico y su voto no se contabilizó en medio de las protestas de la oposición, que creyó vulnerada la voluntad de una diputada.

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