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Columna
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Clonación

Con la ley de clonación terapéutica, la Junta de Andalucía se adelanta al Gobierno y lo hace porque la ampara el Estatuto. La consejera de Salud, María Jesús Montero, dice que con esa ley Andalucía se sitúa en la vanguardia de la investigación celular a nivel mundial. Si es o no triunfalismo, cada cual lo considerará a su manera, pero lo que si es verdad es que Andalucía se ha empeñado en estar en la vanguardia de esa investigación y que tenemos científicos como para sentirse orgullosos de que puedan trabajar aquí. Como dice siempre el profesor López Barneo, en estos asuntos de investigación siempre hay que ser cautos y no echar las campanas al vuelo sobre los resultados, que ni son inmediatos, ni siempre llegan al puerto que se desea. Es cierto que nunca está de más la prudencia, pero lo es también que si no se apuesta, nunca se llegan a alcanzar resultados. Es lo que ha pasado en Andalucía con la investigación celular, que se ha apostado y, como quiera que la carrera está iniciada, no era necesario esperar a que el Gobierno decidiera hacer una ley estatal. Andalucía, como ha dicho la consejera, tiene competencias exclusivas en investigación, por lo tanto puede tirar por el camino que le parezca más conveniente en ese campo y proteger y promover la investigación con las leyes adecuadas. Son opciones de gobierno, pero también es cierto que esas opciones, esas decisiones de gobierno, no serían posibles si no hubiera el marco estatutario que tenemos, que nos ha permitido tener la autonomía necesaria para tomarlas. Perdonen las molestias, por volver al monotema, que sin embargo es politemático, es decir que engloba todos los temas y es el que permite que noticias como esta sean posibles. Estamos en el momento en el que en el nuevo Estatuto queden definidas de tal manera las competencias futuras, que las posibilidades de actuación autónoma vayan a más, hasta donde sea posible; competencias que no tienen por qué ser las mismas que las de la comunidad que más tenga, pero sí exactamente todas las que esta comunidad necesite para el buen autogobierno. La lección es clara, a más competencias, mayor posibilidad de decidir. Dicho sea sin intención de saltar las barreras de la Constitución pero si de que el nuevo estatuto no se nos quede corto, no por comparación, por cierto, sino por justicia.

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