Jordi Socias resume tres décadas de fotografía en el libro 'Maremágnum'

"Un observador". Así es como se define Jordi Socias (Barcelona, 1945), un fotógrafo autodidacto que lleva más de tres décadas consignando el mundo con su cámara y su personal mirada. Socias, editor gráfico de EL PAÍS, ha reunido 120 de sus fotografías más representativas en Maremágnum. Fotografías de 1973 a 2005, un libro editado por Lunwerg que ayer se presentó en Barcelona.

Para Socias, el concepto que mejor sirve para calificar su trabajo es el de "una mezcla de caos con cierto orden". De ahí el título escogido para el libro. Ochenta de las imágenes en él contenidas conformaron la exposición homónima, recién clausurada en la Biblioteca Nacional de Madrid, que en octubre de 2006 se verá en Valencia y viajará también a Barcelona, aunque en fecha todavía indeterminada. Ésta ha sido la primera retrospectiva dedicada al fotógrafo, que se inició profesionalmente en 1972 en el semanario Cambio 16, fue fundador de la agencia gráfica Cover y participó en singulares proyectos editoriales, como las revistas Madrid me Mata y El Europeo. La proyección de un audiovisual que compendia esta amplia labor sirvió ayer de introducción al acto de presentación del libro, celebrado en la librería La Central. Además, el fotógrafo ofreció a los asistentes un pase comentado de las imágenes reunidas en volumen, una antología cuyo hilo conductor, según el autor, es justamente en su particular forma de ver el mundo.

"Soy un fotógrafo con cierta capacidad de intuición, no me planteo demasiadas cosas a la hora de hacer la foto", confesó Socias. Y admitió: "Hago las fotos casi sin cámara, ésta es un mero instrumento, porque obviamente sin ella la fotografía no existiría". En su opinión, la capacidad para resolver situaciones casi sin meditar obedece a sus orígenes modestos. "Soy un chico espabilado de barrio, y la capacidad de serlo me ha dado mucha vida".

La presentación del libro propició el reencuentro de Socias con un ex compañero de aulas, el escritor y filosófo Rafael Argullol. Éste describió la antología como "una gran crónica del último tercio de siglo" que consigna los acontecimientos "que han afectado a la sociedad barcelonesa, catalana y mundial".