Amor ciego
Es sabido que "el amor ciega" y el amor absoluto ciega absolutamente. Uno de los casos más propensos a ello es, como todo el mundo sabe, el "amor a la patria". Buena demostración de ello es que todo un geógrafo-urbanista como Jordi Borja (EL PAÍS, 13 de diciembre), "para entender el presente, para contribuir quizá a que se nos entienda un poco mejor fuera de Cataluña", parta de una premisa evidentemente falsa: la contraposición, durante el franquismo, de una Cataluña "agobiada" y una España "agobiante" ("España, la agobiante España franquista nos resultaba un ente lejano como concepto, opresor en la cotidianidad, amenazador siempre").
Confundir el objeto del agobio (no sólo lo fueron los catalanes, ni principalmente, me atrevería a decir) con el sujeto (el régimen franquista, al que sostuvieron y del que se aprovecharon también no pocos catalanes) es un desvarío. Y más si se pretende dialogar "sin prejuicios ni descalificaciones previas".
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