Decepción africana
"El resultado está muy por debajo de nuestras expectativas", dijo el ministro de Comercio de Malí, Choguel Maiga, al final de la cumbre. La frase resume la sensación generalizada con la que los países pobres se van de Hong Kong.
Maiga es uno de los ministros de los cuatro países africanos que vienen luchando desde 2001 por la eliminación de los 3.500 millones de euros en subsidios internos que EE UU da a sus productores de algodón cada año, y que hunden los precios internacionales. Malí, Burkina Faso, Chad y Benín no lograron mucho. En la declaración final, Washington se compromete a eliminar en 2006 las ayudas a las exportaciones de algodón. Esto no tiene mucho valor para los africanos, porque EE UU no es un gran proveedor de algodón al mercado internacional. La medida no tiene impacto alguno sobre lo que realmente les preocupa, que son las ayudas domésticas estadounidenses.
Sin embargo, han logrado que EE UU reconozca la necesidad de reducir "sustancialmente" y en el "periodo más breve posible" esas subvenciones, hasta su eliminación.
Los cuatro países africanos, junto a los demás miembros del G-90 (los Estados más pobres de África, el Caribe y Asia), también consiguieron que los países desarrollados les permitan acceder a sus mercados sin pagar aranceles y sin límites en la cantidad del producto que venden. No obstante, EE UU mantendrá restricciones al textil hasta 2008, y la UE mantendrá a salvo el azúcar, arroz y plátano hasta 2009.
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