"África corre el riesgo de no existir"
Mario Marazziti, portavoz de la Comunidad de San Egidio, defiende la creación de un espacio euroafricano
La supervivencia del continente africano está en juego, sostuvo el italiano Mario Marazziti, periodista, escritor y portavoz de la Comunidad de San Egidio. Marazziti participó el pasado viernes en un debate sobre el abandono de África por parte de Europa, celebrado en Aula EL PAÍS y presentado por el director adjunto del diario, Xavier Vidal-Folch. En su libro titulado Euráfrica, lo que no se dice sobre la inmigración, lo que se podría decir sobre Europa, Marazziti explica la marginación que sufre lo africano y las políticas que desde Europa se podrían impulsar para combatirla.
"No es aceptable que África desaparezca por el sida, por la malaria o porque no hay agua potable", destacó Marazziti, quien resaltó que el continente "corre el riesgo de no existir" ya que "sólo atrae el 1% de las inversiones mundiales". Dejar de olvidar a África también traería beneficios para los europeos, porque únicamente "Europa tendrá poder si es capaz de dejar de ser una fortaleza cerrada".
"El continente africano sólo atrae el 1% de las inversiones que se realizan en el mundo"
Marazziti recordó que muchos de los conflictos que han azotado el continente africano tienen su origen en la colonización. Puso como ejemplo el genocidio en Ruanda de 1994, en el que murieron 800.000 personas. En 100 días los hutus exterminaron al 20% de sus compatriotas: los tutsis y también los hutus moderados. "Los occidentales marchamos de Ruanda. Tenemos una responsabilidad por omisión", explicó.
Mientras tanto, el sida continúa haciendo estragos en la población africana. 30 millones de personas esperan morir por el VIH. La gran mayoría de la población infectada no tiene acceso a los fármacos antirretrovirales que han frenado la mortalidad en los países avanzados, un lujo inasequible para los africanos. La mayoría de países carecen de políticas de prevención y el tratamiento del sida no figura entre sus prioridades. Marazziti recordó que el ministro de Sanidad de Suráfrica, el país que tiene más seropositivos de África y donde hay más de cinco millones de personas sin acceso a la terapia, aseguraba que el consumo de plátano previene y cura el sida.
La Comunidad de San Egidio trabaja en seis países del sur de África, donde sus miembros proporcionan el tratamiento contra el sida y tratan de que la población tome conciencia sobre este peligro. "La terapia es un derecho humano", recordó.
"A ningún amigo africano le aconsejaría que perdiese tiempo en pedir responsabilidades a los europeos por descuidar a África", añadió el escritor. Marazziti agregó que el reto es la creación de un auténtico espacio que denomina Euráfrica. "Tenemos que aliarnos y trabajar para resolver problemas" y no quedar estancados en la atribución de responsabilidades, sostuvo. Todo ello significa la creación de una nueva mentalidad, que supera tanto el colonialismo europeo como el anticolonialismo africano.
La creación de una auténtica Euráfrica obligaría a Europa a modificar íntegramente sus políticas. Por ejemplo, en agricultura. "El proteccionismo europeo es una de las primera causas de empobrecimiento del Sur. Los gobiernos europeos creen que reducir las distancias entre el Norte y el Sur es prioritario, pero si no reparten cuatro euros diarios a sus campesinos por cada vaca, hay manifestaciones", explicó.
Marazziti recordó que apostar por el continente africano exigiría algunas "renuncias". En su opinión, el abandono de África puede tener graves consecuencias: "Si dejamos zonas enteras del mundo donde la desesperación llega al infinito, será fácil comprar trozos de mundo para crear repúblicas de terrorismo", explicó.
Estos cambios también tendrían consecuencias en las políticas de inmigración: "Ante todo hay que dejar de hablar únicamente de clandestinos y extracomunitarios; hay que hablar de personas", sostuvo y añadió que la inmigración significará una "gran oportunidad" para los Estados europeos. La razón: la demografía. Marazziti recordó que en su país, Italia, se estima que en 2050 morirán cada año 800.000 personas y sólo nacerán 250.000 en la hipótesis más pesimista y 400.000 en la más optimista. Con estos datos, el relevo generacional es imposible. "Por cada niño habrá nueve adultos". Una situación similar prevén los expertos en demografía para Cataluña y España. El reto de las relaciones entre Europa y África, concluyó Marazziti, es evitar la "somalización" de África. "Somalia es ahora sólo un lugar porque el Estado ya no existe".
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