Buscar soluciones
Sigo afligido pensando en el sufrimiento de la familia de Eduardo Robredo, el taxista asesinado esta semana en Bilbao. Entiendo perfectamente el dolor de su familia y de sus compañeros, que ven en esta muerte su propio temor a salir a trabajar de noche. Pero en la vida no valen sólo las lamentaciones. Hay que buscar soluciones y poner todos los medios para que estos hechos desgraciados no ocurran.
La delincuencia en las grandes ciudades, y Bilbao lo es, siempre ha existido. Los macarras y navajeros siempre se han dejado notar, y todos tenemos algún desagradable recuerdo relacionado con este tipo de violencia. No hay que pedir que se endurezcan las penas ni que se cree una legislación especial. Portar una navaja ya es un delito, y exhibirla y utilizarla también. Las más restrictivas leyes no hacen que disminuya la delincuencia. Basta mirar a EE UU, donde la pena de muerte no impide que ese país sea uno de los más peligrosos.
Algunos ven en la inmigración una fuente de problemas. Aunque es cierto que la complicada vida que llevan muchas personas venidas de fuera es un buen caldo de cultivo para que unos pocos busquen soluciones por la vía más rápida, o sea, delinquiendo, esto no debe hacernos olvidar que la gran mayoría de los inmigrantes sólo intentan ganarse la vida honradamente entre nosotros.
El caso de los taxistas, y de otros colectivos que por su profesión tienen un mayor riesgo, merece ser tratado con urgencia, pero serenamente. La mampara puede ser una buena solución. Pero lo que es cierto es que hay atacar a la delincuencia desde todos los frentes: la educación en la familia, en los colegios y en todo el entorno de los niños y jóvenes; la prevención y vigilancia; el trato digno para todos... En fin, un gran reto para toda la sociedad.- Javier Sánchez-Beaskoetxea. Bilbao.
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