Otra vez Norte contra Sur
Ocurrió en la cumbre de Cancún, en 2003, y ha vuelto a ocurrir en Hong Kong. La agricultura se ha convertido en el tema candente en las mesas de negociación, a causa de los subsidios otorgados por EE UU o la Unión Europea a los agricultores, que pueden de esta forma exportar a bajo precio en detrimento de los campesinos del mundo en vías de desarrollo. El desequilibrio entre ricos y pobres es tan grande que la cumbre vive un momento "crítico", y podría incluso convencer a algunos miembros de la OMC de que no tiene interés seguir participando en ella, según aseguran las organizaciones no gubernamentales acreditadas en la conferencia ministerial. Sus representantes piden a los líderes de los países desarrollados que den un paso para lograr un comercio más equitativo.
"Hay un conflicto obvio entre el Norte y el Sur. Nos encontramos en un punto crítico en el sistema de comercio multilateral", afirma Thomas Manz, de la organización alemana Friedrich Ebert Stiftung, que promueve la educación política de la sociedad civil y canaliza cooperación al desarrollo en 90 países. "Durante mucho tiempo [hasta Seattle, en 1999], los países ricos excluyeron la agricultura de las conversaciones, y ahora está en el corazón de la agenda. Las naciones industrializadas deben dar un paso y subsanar las distorsiones existentes".
Las reivindicaciones son compartidas por ONG de todos los horizontes. En Hong Kong, hay acreditadas 953, con un total de 1.330 representantes, aunque algunas son grupos de presión de sectores industriales, como el pesquero o el farmacéutico. "La OMC no ha traído ningún progreso a la mayoría de los países del mundo en sus 10 años de existencia. Ésta es la razón por la cual los pobres no quieren firmar ningún acuerdo. Las naciones ricas están poniendo únicamente parches", asegura Chris Slevin, de Global Trade Watch, un grupo estadounidense.
Desequilibrio
"La cuestión no es que continúen otorgando crecientes ayudas. Si [los países avanzados] quieren apoyar a los países en desarrollo, lo que necesitamos es poder exportar nuestros productos y un mercado de verdad abierto", explica Andrew Kailembo, secretario general de la división africana de la Confederación Internacional de Sindicatos, sita en Nairobi (Kenia).
"Los países industrializados sólo están preocupados por sus intereses. No hay un equilibrio en las negociaciones", dice Jean-Claude Michellod, de Caritas Internationalis. "En África puedes ver arroz o maíz extranjeros más baratos que los locales. Si sigue esta situación, el flujo de emigrantes continuará", afirma este suizo, antiguo ejecutivo de una multinacional.
"Pascal Lamy [director general de la OMC] está preocupado. Sabe que si esto continúa, los países pobres pensarán que no tiene sentido estar en la OMC. Pero si no hay OMC, y no hay reglas, será peor, porque los fuertes se impondrán como en la época colonial".
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