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CUMBRE DEL COMERCIO MUNDIAL

Europa trata de eludir denuncias por competencia desleal

Fernando Gualdoni

Ante la posibilidad de que no haya ningún acuerdo, la Unión Europea comenzó ayer a negociar la recuperación de la llamada cláusula de paz comercial, que evita que un país pueda demandar a otro ante la OMC por competir deslealmente. La cláusula se creó tras la anterior Ronda de Uruguay, que finalizó en 1994, para impedir una avalancha de litigios por las cuestiones comerciales que no pudieron resolverse durante esa ronda, en especial las relacionadas con la agricultura. La tregua expiró el 31 de diciembre de 2004 y gracias a ello Brasil pudo, por ejemplo, demandar a EE UU por las ayudas a sus productores de algodón. Brasil ganó el juicio ante la OMC y abrió el camino para que otros países hicieran lo mismo.

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EE UU ya había insinuado la posibilidad de que se estudiara la recuperación de esa cláusula de paz unos meses antes de la cumbre a raíz del enfrentamiento con los países del G-20, encabezados por Brasil, India, Suráfrica y Argentina. Es ahora la UE la que tantea el terreno para ver si es posible contar con esa protección legal. La UE sabe que si tras la cumbre de Hong Kong los roces con el G-20 se multiplican, los miembros de este grupo no dudarán en demandarla ante la OMC.

La mayoría de los miembros del G-20 no sólo tiene la capacidad y los recursos humanos y financieros que hacen falta para sentar en el banquillo a Bruselas, sino que tienen bastantes casos claros contra las políticas europeas. Un estudio encargado por la ONG Oxfam concluye que cualquiera de los grandes del G-20 podría demandar (y ganar) litigios contra Europa por competencia desleal en la producción y exportación de alimentos envasados como tomates o melocotones, zumos de fruta y lácteos, entre otros. Los países más perjudicados por esas demandas serían España, Italia, Francia y Grecia. EE UU no se salva, también podría ser acusado por sus ayudas ilegales a los cultivos de maíz, sorgo y arroz.

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Sobre la firma

Fernando Gualdoni
Redactor jefe de Suplementos Especiales, ha desarrollado la mayor parte de su carrera en EL PAÍS como redactor de Economía, jefe de sección de Internacional y redactor jefe de Negocios. Es abogado por la Universidad de Buenos Aires, analista de Inteligencia por la UC3M/URJ y cursó el Máster de EL PAÍS y el programa de desarrollo directivo de IESE.

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