Las denuncias por accidentes en la vía pública se han quintuplicado desde 1996
Los tribunales reciben ya cada año más de 500 demandas contra las administraciones
Las demandas presentadas ante los tribunales por accidentes en la vía pública que son responsabilidad de las administraciones siguen en aumento. Desde 1996 se han quintuplicado las reclamaciones judiciales, que ahora ya superan las 500 al año en Euskadi. "Los ciudadanos han llegado a la tolerancia cero y, cuando sufren un percance en un espacio público, prácticamente no hay nadie que no reclame", destacan fuentes judiciales.
Los casos son variados, aunque predominan los accidentes en la carretera por choques contra obstáculos inertes y animales, mientras que en los espacios públicos municipales sobresalen los que tiene su origen en el mal estado de la vía.
Estos casos de responsabilidad patrimonial, que cuentan con mayor protección en España que en otros países europeos al ser un derecho garantizado por la Constitución, fueron responsabilidad hasta febrero de 2004 de la Sala de lo Contencioso Administrativo del Tribunal Superior; desde esa fecha son dirimidos por los juzgados de las audiencias. Sólo la mitad de los pleitos se resuelven con un fallo favorable a los demandantes debido a las dificultades para probar que el percance se debió a una negligencia de la Administración correspondiente.
Casi una tercera parte de las reclamaciones realizadas en 2003 se dirigieron contra las tres diputaciones. La más demandada fue la vizcaína, con 110 casos, frente a los 54 de Guipúzcoa y los 10 de Álava.
La tipología es diferente según el territorio o municipio. San Sebastián, por ejemplo, registra gran cantidad de denuncias por accidentes en los alcorques de los árboles, mientras que en Bilbao se suceden reclamaciones por caídas por resbalones en las aceras.
Entre los casos concretos, hay situaciones singulares, como la de un motorista accidentado en la A-8 al chocar contra un taco de madera. El demandante ganó el pleito a la Diputación de Vizcaya porque se descubrió que el servicio de vigilancia de la autopista era deficiente: se limitó a ocho de las 24 horas de ese día.
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