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Reportaje:

Cuarto cinturón: compás de espera

La oposición al proyecto de una autovía orbital pide tiempo para juzgar la propuesta de nuevo trazado hecha por Joaquim Nadal

Cuando Joaquim Nadal presentó el pasado miércoles una propuesta diferente de trazado del cuarto cinturón (el proyecto de la autovía orbital que debe unir Abrera con Mataró a través de Terrassa y Granollers), pilló en fuera de juego a la oposición a esta vía. Una oposición que no es la oposición parlamentaria. Al contrario: el PP y Convergència i Unió (CiU) están más bien a favor, mientras que el rechazo a la obra se nutre de las filas de dos partidos integrados en el Gobierno tripartito: Iniciativa Verds (ICV) y Esquerra Republicana (ERC).

Las plataformas que agrupan a un sinfín de organizaciones (hasta 200, afirman sus miembros) contrarias al cuarto cinturón razonan su oposición en dos ejes: la obra no es necesaria y, puestos a gastar, es prioritario el ferrocarril, ya que una carretera, por ancha y capaz que sea, acaba siempre colapsada. Estas plataformas no se han limitado a manifestarse contra el proyecto, han presentado una y otra vez propuestas diferentes para que el territorio digiera el tránsito que sospechan que se les viene encima sin necesidad de una agresión tan potente como una autopista, que es, después de todo, lo que será el cuarto cinturón.

La oposición a la obra denuncia su "impacto ambiental y la especulación"
El cuarto cinturón es histórico: el primer proyecto fue redactado en 1968

Lo que ha hecho Nadal es asumir algunas de las sugerencias de la oposición a la vía, aprovechando que un director general de Urbanismo previsor, Joan Antoni Solans, hizo no pocas reservas de terreno en el Vallès por si acaso algún día un gobierno se decidía a acometer la obra, sobre todo en el tramo entre Sabadell y Granollers, que discurriría sobre el trazado de la interpolar. Nadal evita un primer escollo siempre duro en las obras públicas: las expropiaciones. En su propuesta del miércoles, casi no hay. Ahora queda por ver si el nuevo trazado convence a una parte de la oposición en el territorio. A todas las organizaciones, seguro que no las va a convencer.

De momento, la mayor parte de los consultados ayer pidieron tiempo para evaluar la propuesta en sus detalles. Es el caso, por ejemplo, del diputado y portavoz de ICV Joan Boada, que puso de relieve que el plan anunciado por Nadal va a tener un periodo de debate público de tres meses, cuando menos. "En ese tiempo diremos lo que haya que decir, escuchando al territorio", dijo.

El gerente del Consejo Comarcal de Alt Penedès, Jordi Cuyàs, organismo inicialmente contrario al paso del cuarto cinturón por la comarca, empezó ayer una variación en su discurso y, dejando de lado el rechazo radical, sugirió que habrá que trabajar para que la obra no sea "un engaño para nuestro territorio", informa Pere Lobato. En realidad, la oposición en la comarca era menos al cuarto cinturón, que se veía lejano ya que desde Abrera se dirigía hacia la autopista, como al desdoblamiento de la carretera nacional y su conversión en autovía. Frente a ello, se proponía el desdoblamiento de la autopista AP-7. Ayer, Cuyàs sugirió la revisión de los peajes.

El cuarto cinturón o B-40 tiene ya categoría de histórico, el primer proyecto fue redactado en 1968 y hasta principios del próximo año no se va a adjudicar la parte más importante de la obra sobre la que, de momento, hay acuerdo: el tramo entre Abrera y Terrassa.

Desde hace años lo reclaman cámaras de comercio, patronales y colegios de arquitectos, aparejadores e ingenieros. También lo piden municipios como Sabadell y Terrassa. En contra, tiene a más de 200 entidades, ecologistas, vecinales, sociales y estudiantiles, que desde 1991 están constituidos en la plataforma Campaña Contra el Cuarto Cinturón. La Cámara de Comercio de Sabadell ya reclamó a Fomento una partida presupuestaria para la infraestructura. El secretario general de la patronal Cecot, David Garrofé, cree "imprescindible la obra porque uniría los dos Vallès con el Baix Llobregat y el Maresme".

Las patronales y las cámaras no son los únicos que están a favor. Los colegios de arquitectos, aparejadores e ingenieros publicaron en mayo un informe que reivindicaba la infraestructura y pedían que se hiciera pronto. No obstante, matizaban que la autovía no debía ser una alternativa a la autopista AP-7, sino una verdadera ronda regional, similar a las rondas de Barcelona, con tres carriles por sentido y una velocidad máxima de 80 kilómetros por hora.

Los que lo consideran del todo "prescindible" son los miembros de la Campaña Contra el Cuarto Cinturón e ICV. Además de las razones ya citadas, esgrimen una larga lista de motivos en contra y se quejan de "no recibir ninguna respuesta a todas nuestras propuestas alternativas", asegura el portavoz de la entidad ecologista ADENC, Toni Altaió. "El impacto ambiental, la fragmentación territorial y la especulación" son algunos de los criterios de los ecologistas para decir no a la Autovía Orbital, el otro nombre de la carretera. Altaió apuesta por mejorar la red ferroviaria: "En comparación con Europa tenemos el 20% más de infraestructuras viarias y el 50% menos de red de transporte público".

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