Regàs y Molina Temboury recorren Centroamérica en 'Volcanes dormidos'
En enero de 2003, Rosa Regàs (Barcelona, 1933) y Pedro Molina Temboury (Málaga, 1955) decidieron recorrer los caminos de Centroamérica con la intención de describir la historia, los paisajes y las gentes que habitan la región. Durante dos meses y medio visitaron seis países desde Guatemala a Panamá, siguiendo un itinerario marcado por los múltiples volcanes que abundan en esas tierras y que, como señalan los autores, son una buena metáfora para las antiguas revoluciones que sacudieron Centroamérica. Ahora acaban de publicar el fruto de su experiencia, Volcanes dormidos (Ediciones B), con el que el pasado septiembre obtuvieron el VIII Premio Grandes Viajeros.
El título de la obra hace referencia a las protestas que en las décadas de 1970 y 1980 intentaron acabar con las desigualdades en los países centroamericanos. Unas revoluciones ahora dormidas, en estado latente, como algunos de los volcanes del territorio que los autores recorrieron, pero que, en opinión de Regàs, "algún día despertarán". A pesar de su convencimiento, la novelista considera que para que estos países sean capaces de levantar cabeza es necesario condonar la deuda externa que contrajeron.
En el libro se retrata el mosaico cultural compuesto por Guatemala, El Salvador, Honduras, Nicaragua, Costa Rica y Panamá, a través del análisis del contexto sociopolítico actual y del testimonio de políticos, intelectuales y antiguos miembros de las guerrillas, entre otros. Además, Regàs y Molina Temboury hacen continuas alusiones a los episodios históricos que han marcado el presente de estos países, como la conquista española y las posteriores matanzas de indígenas. Volcanes dormidos es también un recorrido por los paisajes centroamericanos que se complementa con las impresiones de algunos de los viajeros que precedieron a los autores. Uno de ellos es John L. Stephens, que en 1839 visitó la región y escribió sobre su experiencia.
Rosa Regàs y Pedro Molina se conocieron en 1994, cuando la actual directora de la Biblioteca Nacional sustituyó al novelista al frente del Ateneo Americano de la Casa de América de Madrid. Este hecho marcó el comienzo de una fuerte amistad basada en intereses y gustos literarios comunes. Además de varias novelas -Azul (Premio Nadal, 1994) y La canción de Dorotea (Premio Planeta, 2001), entre ellas-, Regàs ya se había adentrado en los libros de viajes con Viaje a la luz del Cham, y Molina Temboury había hecho lo propio con Viaje a los dos Tíbet. Cuando recibieron el patrocinio de la Fundación Jaume Callís para realizar un viaje y después relatarlo, pensaron en el mar Negro como destino, pero finalmente se decidieron por Centroamérica, lugar que despertaba el interés de ambos y sobre el que habían trabajado por separado.
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