La insurgencia mata a 19 soldados iraquíes en una emboscada
El FBI abre una investigación sobre los documentos falsos origen del 'caso Plame'
Un grupo de insurgentes atacó ayer en una localidad al norte de Bagdad un convoy del Ejército iraquí y mató a 19 soldados en una emboscada muy bien coordinada, según el Ministerio del Interior. La ofensiva comenzó con la explosión de una bomba junto a la carretera como la que mató el viernes en Faluya a 10 militares estadounidenses e hirió a otros 11. Después de la explosión los atacantes comenzaron a disparar contra los soldados.
El ataque se produjo en la localidad de Ideam, situada a unos 90 kilómetros al norte de Bagdad, y es una demostración de que la insurgencia ha recrudecido su ofensiva en los últimos días. Desde el principio de la semana, 19 militares estadounidenses han muerto en Irak, 14 de ellos en la provincia rebelde de Al Anbar, en la que se encuentra Faluya.
Los detalles sobre el ataque del viernes contra los marines en Faluya, el que más víctimas mortales ha provocado en el Ejército estadounidense desde el verano, siguen siendo escasos después de que un portavoz del Ejército de EE UU se negase a proporcionar precisiones. La bomba utilizada estaba compuesta por varios proyectiles de artillería.
Según dos residentes en la ciudad, el ataque tuvo lugar en una zona de las afueras de Faluya conocida como Amariyat, donde se mueven numerosos yihadistas. Un portavoz de los marines calificó de "rumores" las diferentes versiones que circulaban ayer sobre la emboscada. La televisión Al Yazira ofreció anoche imágenes de un ataque insurgente contra un convoy estadounidense, aunque no aclaró si se trataba de la emboscada del viernes.
Por otra parte, el FBI ha reabierto una investigación sobre los documentos falsos que indicaban la existencia de material nuclear en Irak, uno de los argumentos claves utilizados por EE UU para invadir el país, documentos que se encuentran en el origen del llamado caso Plame, informaba ayer el diario Los Angeles Times.
Responsables estadounidenses cercanos al caso dijeron al Times que los investigadores podrían tratar de determinar si ciudadanos estadounidenses favorables a la invasión instigaron la falsificación de los documentos. Las mismas fuentes dijeron que el FBI también podría investigar si el Congreso Nacional Iraquí, presidido por Ahmed Chalabi y que colaboró estrechamente con la Administración Bush antes de la guerra en Irak, estuvo involucrado en la falsificación de las pruebas.
La reapertura de la investigación por el FBI se produce cuando, hace un mes, aseguró que había concluido dos años de pesquisas sobre la información de la existencia de materiales nucleares en Irak que se utilizó para justificar la invasión.
Esa investigación concluyó que la falsificación de los informes por parte de un ex espía italiano había sido una maniobra de éste para obtener dinero y no parte de un esfuerzo concertado para manipular la política exterior estadounidense.
Mientras, durante una comparecencia celebrada el viernes en el Senado, altos responsables del Pentágono reconocieron que algunos artículos escritos por militares estadounidenses fueron publicados como anuncios en la prensa iraquí, aunque no siempre identificados con claridad.
El senador John W. Warner, que preside el Comité de Fuerzas Armadas de la Cámara alta, aseguró sentirse "profundamente preocupado" por esta iniciativa, que incluyó el pago a periodistas iraquíes para que escribieran a favor de EE UU. El senador Warner aseguró que "no tenía indicaciones" de que el programa propagandístico secreto, revelado por la prensa, fuese falso.
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