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Reportaje:

"Ha visto su nueva cara en el espejo y ha dado las gracias"

La mujer francesa que recibió el primer trasplante de rostro ya puede hablar, comer y beber

"La paciente ha visto su nueva cara en el espejo y nos ha dado las gracias". Así lo dejó sentado ayer el equipo médico francés que el pasado domingo practicó a una mujer de 38 años el primer trasplante de rostro de la historia. La receptora del trasplante es una mujer que en mayo pasado quedó desfigurada por los mordiscos de un perro. La piel trasplantada procedió de una fallecida, cuya familia autorizó la intervención. Gracias a la donación, la paciente recibió nariz, labios, mentón y una mejilla.

La operación fue practicada en el Hospital Universitario de Amiens, en Francia. Los médicos, frente a las críticas que sostienen que se trató de una intervención innecesaria, afirman que se efectuó porque la receptora "no podía masticar ni hablar normalmente". Algo que ahora ha cambiado. Ayer, en Lyón, el equipo médico explicó que "la mujer puede hablar, beber y comer normalmente". "Aunque sólo tengamos eso en cuenta, el beneficio ya es muy importante", precisó el doctor Bernard Devauchelle, especialista en cirugía maxilofacial. Devauchelle reveló además que el chocolate y las fresas formaban parte del primer menú sólido de la convaleciente. "La paciente se encuentra bien física, inmunológica y psicológicamente hablando", apostilló el profesor Jean-Michel Dubernard, máximo responsable del trasplante.

"La verdad es que estamos muy contentos y agradablemente sorprendidos en lo que se refiere a la coloración de la piel, que es casi idéntica a la de la propia paciente", explicó Devauchelle, al tiempo que dijo estar "estupefacto ante el buen nivel de integración del trasplante" en la estructura ósea de la receptora.

Cuestionado sobre el aspecto más conflictivo de la intervención (la falta de garantía de éxito y el supuesto carácter irreversible de la operación), Devauchelle replicó que habían estudiado qué hacer "en caso de fracaso". Para este supuesto, los médicos contemplan "la posibilidad de recurrir a la técnica del autotrasplante". "La operación, de todos modos, no nos cierra puerta alguna", añadieron.

Las dudas, sin embargo, se disiparon al ver el rostro destrozado de la paciente. "Estamos ante una respuesta excepcional a una situación excepcional", dijeron los facultativos. Devauchelle, sin embargo, precisó: "No sabremos hasta dentro de cuatro o seis meses si la intervención ha permitido que la paciente recupere toda la sensibilidad en la zona trasplantada".

El especialista quiso también dejar claro que "la paciente ha sido advertida de que los medicamentos que deberá tomar para evitar el riesgo de rechazo aumentan el peligro de linfoma, es decir, de cáncer", pero repitió que la primera palabra que la mujer había pronunciado después de que se le retirasen los tubos que la ayudaban a respirar había sido "gracias" y que "ella en ningún momento ha dudado de la conveniencia de la operación". La directora general de la Agencia de Biomedicina francesa, Carine Camby, declaró que la paciente había pasado exámenes psiquiátricos "antes de tomar la decisión".

La polémica sigue rodeando el caso, porque el origen del accidente que desfiguró a la mujer continúa siendo un misterio. "No es verdad que la paciente fuera atacada por su perro mientras ella estaba inconsciente debido a los barbitúricos que había tomado en una tentativa de suicidio", declaró Dubernard, que no obstante admitió que "la mujer había tomado una píldora para dormir después de discutir con su hija. Fue al despertarse cuando, por razones desconocidas, sufrió el ataque de su perro labrador". En el transcurso de la conferencia de prensa se mostraron imágenes en vídeo de la mujer, filmada desde su espalda, y el rostro aparecía parcialmente revelado a través de un espejo.

Además, el equipo informó de que se llevó a cabo una "restauración realmente destacable" del rostro de la donante, puesto que la ley francesa obliga a la restitución digna del cadáver a sus familiares.

Dubernard logró en 1998 el primer trasplante de mano y un doble trasplante de antebrazos en 2000. Este tipo de operaciones ha sido rechazado por comités de ética de diversos países, entre ellos España. Ayer, un cirujano francés, Laurent Lantieri, acusó al equipo de Amiens de no tratar de resolver primero el problema de la paciente por medio de cirugías reconstructivas tradicionales, por lo que habrían violado el código de ética francés. Los médicos aludidos contestaron que, en este caso, la reparación maxilofacial era ya imposible por las enormes pérdidas de músculo a causa de los desgarros. "Hemos hecho lo máximo para asegurar el éxito de la operación, porque no teníamos derecho a equivocarnos", remachó Devauchelle.

La paciente, en una camilla a la salida del quirófano el domingo tras el trasplante, en una imagen de un vídeo.
La paciente, en una camilla a la salida del quirófano el domingo tras el trasplante, en una imagen de un vídeo.REUTERS
Reconstrucción por ordenador de la operación.
Reconstrucción por ordenador de la operación.REUTERS

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