Pilotos y técnicos aceptan un acuerdo en Aerolíneas Argentinas
Finaliza el paro que afectó a 80.000 pasajeros
Los sindicatos de pilotos y los técnicos de mantenimiento de Aerolíneas Argentinas, controlada por el grupo español Marsans, decidieron ayer suspender la huelga que ha durado desde el pasado 28 de noviembre y que ha movilizado incluso al Gobierno argentino. La empresa se ha comprometido a reincorporar a los 336 trabajadores despedidos. Los dos sindicatos convocantes (APTA y APLA) han admitido una subida salarial de entre 130 y 140 euros y seguirán negociando un aumento de los salarios.
La huelga ha provocado escenas de desconcierto e histeria entre los pasajeros que se veían impotentes en el aeropuerto de Buenos Aires. Alfonso Borrego es un madrileño que desde el lunes lleva "atrapado" en Buenos Aires como consecuencia de la huelga de pilotos de Aerolíneas Argentina que ha afectado a 80.000 viajeros, miles de ellos españoles. Con antecedentes de enfermedad cardiaca, Borrego ha vivido cuatro días de angustia sin saber cuándo iba a poder salir del país, sin habitación de hotel asegurada y habiendo perdido la oportunidad de ver a un viejo amigo en Chile. "El aeropuerto era un caos. Botellas por el suelo, una masa enorme de personas y nosotros sin saber dónde dormiríamos esa noche", señala el pasajero, quien tenía previsto regresar ayer a España una vez desconvocado el paro.
Ayer los dos sindicatos convocantes de la huelga -el de técnicos y el de pilotos- aceptaron la propuesta hecha durante la noche por la compañía propiedad del grupo español Marsans de conceder una "tregua" de 90 días a cambio de una subida de entre 130 y 150 dólares, además de la reincorporación de los 336 despedidos durante la huelga por no cumplir los servicios mínimos y de otros 11 trabajadores despedidos con anterioridad al comienzo del conflicto.
La huelga, calificada de "salvaje" por el ministro argentino de Interior, Aníbal Fernández, comenzó el 28 noviembre con la petición de un aumento salarial del 40% para los pilotos y un 70% para los técnicos. Cinco sindicatos renunciaron sumarse al paro.
Durante estos días los argentinos han asistido a imágenes de turistas arrastrando sus maletas, en algunos casos, con niños en brazos que muy enojados lanzaban improperios contra Argentina. "¡Me vuelvo a casa! ¡Que se mueran de hambre!", gritaba una española mientras caminaba sobre el asfalto a más de 30 grados camino de Ezeiza, el principal aeropuerto argentino, el pasado lunes, cuando los huelguistas cortaron la autopista que conduce a las instalaciones. En su interior cientos de pasajeros permanecían atrapados, muchos de ellos camino de Madrid y Barcelona. En el consulado español comenzaron a recibirse llamadas denunciando la situación. Una fuente diplomática explicó que personal de la Embajada trató de llegar hasta el aeropuerto para conocer in situ el problema. Imposible. El corte era total. A pesar de ello han prestado atención a viajeros en dificultades. "Quiero destacar la labor del cónsul, Ramón Blecua, y del canciller, Claudio Rodríguez", subraya Antonio Torres, de Madrid.
En el aeroparque Jorge Newberry, un pequeño aeropuerto en pleno Buenos Aires que sirve para vuelos domésticos, los trabajadores en huelga iban y venían ante la mirada impotente de los viajeros mientras entonaban gritos de "gallegos, hijos de puta". "No tolero que me insulten, a ver si se enteran de que ya no somos conquistadores", subrayó una barcelonesa que increpó al piquete.
Jesús Fábregas e Ignasi Torrent, aragonés y catalán respectivamente, forman parte de un grupo que ha terminado recurriendo a una agencia local para contratar un nuevo itinerario. "Quien pierde es Argentina. Este conflicto perjudica mucho su imagen. Da la sensación de que lo que menos importa son las personas", señalan. Sus palabras dan la pista sobre la preocupación que se cierne sobre la industria del turismo argentino. "El trabajo de años en Europa, Brasil y Chile se está viniendo abajo. Muchas de las personas varadas en los aeropuertos son turistas que se gastan sus ahorros en nuestro país. Y se encuentran con esto", destacó un representante de las agencias de turismo argentinas.
Las pérdidas estimadas en el sector tanto por los viajes suspendidos como por las reservas canceladas son de 1.000 millones de dólares, a lo que hay que sumar la mala imagen que desanimará a muchos turistas a plantearse Argentina como destino de sus vacaciones en los próximos meses. El 40% de las reservas hechas hasta marzo han sido canceladas.
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