Entre la ecología y el riesgo

El Intras lleva a cabo tres tipos de investigaciones directamente sobre los conductores. La primera es un ordenador de apariencia simple en el que el sujeto simula estar al volante de un coche. El equipo está provisto de dos cámaras, dirigidas a los ojos del conductor, y se completa con unos sensores colocados en la cabeza. A través de este sistema, los investigadores han determinado, por ejemplo, que el tipo de letra que más fácil se interpreta es la helvética, y que las minúsculas se leen un 25% más rápido que las mayúsculas.

La segunda sala de pruebas impresiona un poco más. En ella hay un automóvil enfrentado a una pantalla que cubre los 180 grados de visión que maneja un conductor. El programa proyecta diferentes escenarios: carretera, ciudad, en diferentes condiciones atmosféricas. El sujeto debe recorrerlos mientras varios sensores miden su actividad cerebral, ritmo respiratorio, conductividad eléctrica de la piel y movimientos oculares. Los últimos en pasar por la sala han sido enfermos de cirrosis hepática, cuya medicación es sospechosa de afectar a la capacidad para conducir.

El tercer lugar de pruebas es la carretera. El director Luis Montoro señala que son niveles complementarios. El último es el más "ecológico", entendido como realista y, por eso mismo, el más arriesgado.